El ayuno es uno de los deberes de la Cuaresma, recordó Francisco en la Cuaresma de 2018. Y sugirió: “Si no puedes hacer un ayuno total, ese que te hace sentir el hambre hasta en los huesos, haz un ayuno humilde, pero verdadero”. Es Isaías quien pone de manifiesto tantas incoherencias en la práctica de la virtud: ocuparse de las propios negocios, el dinero, mientras el ayuno es “un poco despojarse”; oprimir a los obreros, tal vez dando gracias al Señor por poder ayunar: “pobrecitos” – subrayó el Papa – deben ayunar porque no tienen qué comer “y tú encima los desprecias”.
Hacer penitencia en paz: “No puedes – exhortó – por una parte hablar con Dios, y por la otra, hablar con el diablo” porque es incoherente.
TEMA DE LA SEMANA: Cuaresma 2020: vaciarnos de mundanidad
Publicado en la edición impresa de El Observador del 23 de febrero de 2020 No.1284