Aquí una lista de siete consejos, basados en la reflexión de monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián en España, que deberíamos seguir para sacarle el lado positivo a esta cuarentena
Reconocer que soy vulnerable
Hace algunos meses nadie sospechaba que estaríamos en una situación como esta. Atemorizados y confinados en nuestros hogares. ¿Quién iba a adivinar que la crisis generada por un microorganismo iba a hacer temblar al mundo entero?
Nos sentíamos muy seguros y de repente, como dice monseñor Minulla, «parece que todos nuestros planes, construidos sobre un castillo de naipes, se han desbaratado». Y así, de repente, experimentamos nuestra fragilidad: somos vulnerables.
Recordar que Dios es providente
Éste es un tiempo de reflexión en el que nos podemos preguntar ¿qué podrá sacar Dios de esta situación? Evidentemente no podemos atrevernos a afirmar que Dios nos haya mandado un virus; pero, por otro lado, sí debemos entender que Dios es providente.
¿Qué quiere decir eso? «Que Dios conduce el hilo de la historia a buen puerto y que no acontece nada sin que Él lo permita o tenga un designio de salvación en cuanto acontece».
Vale la pena reflexionar sobre la situación actual de nuestra generación, que surgió como una generación más débil que las anteriores y que, por su misma debilidad, ha dado a luz tiempos complicados. Tiempos en que los valores fundamentales, las raíces de la civilización y nuestras convicciones cristianas, se han puesto en duda.
Acatar el llamado a la obediencia
«Lo que está aconteciendo es una llamada a algo de lo que estábamos muy olvidados, algo que es muy contracultural: la obediencia».
Estamos acostumbrados a hacer lo que nos da la gana y a pensar sólo en nosotros. Pero en esta gran crisis hay un llamado a la obediencia. Con una serie de situaciones por gestionar, son las autoridades quienes tienen que dictar una serie de normas a cumplir. Y nosotros, con humildad y rezando por ellos para que lo hagan con la mayor lucidez posible, tenemos que obedecer.
No sirve de nada criticar o decir cómo lo harían mejor. Ahora es momento de renunciar a los propios planes y pensar en el bien común con responsabilidad.
Pensar, ¿cómo voy a gestionar mi tiempo?
Somos muchos quienes nos quejamos de no tener tiempo y decimos: «si tuviese tiempo rezaría más, leería más, etc». Pero ahora que estamos obligados a permanecer en casa, ¿cómo vamos a ocupar ese tiempo que tanto decíamos anhelar? Tenemos dos opciones.
Podemos perderlo, viviendo de una manera muy destructiva. Más video juegos, más pronografía, generando más adicciones y fastidio en el ambiente.
O hacer de ello un gran trampolín para superar esta crisis. Vivirlo como un tiempo de construir, madurar y encontrarnos en nuestro interior con una pregunta por el sentido de la vida.
En palabras de san Agustín: «Cuida el orden para que el orden cuide de ti». «Qué gran oportunidad la de vivir este tiempo como un regalo de Dios para crecer y madurar».
Ser conscientes de que es un tiempo de gracia y valoración
Al ser un tiempo de Gracia, podemos ayudarnos de herramientas como las nuevas tecnologías, que nos brindan herramientas para enriquecernos en lo referente a la vida espiritual.
Pero además, este distanciamiento físico nos ayudará a reconocer que en la vida cotidiana,nuestra vivencia de la liturgia y de la Eucaristía son muy deficientes. Y, paradójicamente, puede ser que ayunar nos prepare mejor para luego disfrutarlas más.
Pensar en los demás
Que esta gran crisis que estamos viviendo nos haga pensar en los demás. Tomar en cuenta que el prójimo existe. Hasta que no nos pasa a nosotros o a alguien cercano, ignoramos la existencia del prójimo que lo padece.
Es una oportunidad para darnos cuenta de que antes de nuestro confinamiento ya existían miles de confinados en campos de refugiados y pasos fronterizos alrededor del mundo. Es hora de sensibilizarnos ante su situación, olvidarme de mí mismo y amarlo.
Prepararnos para la Pascua y no dejar de orar
«Si decimos que Dios no da puntadas sin hilo, recordemos que esto es Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua y el mes de san José, quien nos prepara para conducirnos de una manera humilde y sigilosa hacia Jesucristo.
Recemos por todos los afectados, por los que han fallecido, por las familias que están sufriendo, por los sanitarios, por los políticos que tienen que tomar decisiones delicadas y acertadas».
Con información de Silvia Ordoñez/CatholicLink
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 22 de marzo de 2020 No.1289
Artículo original: https://catholic-link.com/consejos-cuarentena-cuaresma/