No olvidemos los momentos de calma y silencio.
Por Mary Velázquez Dorantes
El mundo está en una burbuja llamada pandemia, confinamiento global, enfermedad contagiosa, peligro, tristeza y aislamiento. Estas palabras están en boca de todos; sin embargo, ¿qué existe más allá de la pandemia?, ¿cómo se puede sentir fe y esperanza de un mundo mejor?, ¿cómo desde mi hogar puedo construir puentes que alimenten mi alma y le den fuerza a mi espíritu? Son preguntas sobre las necesidades más apremiantes.
Los medios de comunicación no están ayudando mucho. Las redes sociales a veces suelen complicar las cosas; sin embargo, existen tareas esenciales para que, en medio del dolor, la angustia y la frustración, tengamos paz, tranquilidad y paciencia. Los días pasan y notamos que estamos durmiendo demasiado, que nuestro rostro se ha modificado con un entrecejo fruncido, nuestro carácter es más irritable. ¿Cómo podemos rescatar lo mejor de nosotros?, ¿cómo podemos aprovechar esta etapa?, ¿cómo podemos ser agentes de cambio? En esta edición te dejamos unas breves pistas.
HAZ LO QUE TE TOCA HACER
Caminamos de la sala a la recámara, de la cocina al baño, mientras la incertidumbre nos rodea. Algunos mensajes parecen provocar una angustia tal, que nos sentimos desarmados.
Probablemente no estamos en los equipos de ayuda y asistencia, simplemente estamos en nuestros hogares, y ¿cómo es que desde mi hogar puedo ayudar? La respuesta es simple y sencilla: haz lo que te toca hacer: cada uno de nosotros es una parte importante para superar este momento.
Hoy más que nunca nuestro hogar nos requiere cooperadores, proactivos, ingeniosos y creativos para evitar una catástrofe psicológica de manera individual y luego colectiva. Busquemos sentirnos útiles, amorosos, comprensivos; busquemos dentro de nosotros las tareas pendientes sobre el amor y cariño en nuestros hogares, hagamos la tarea diaria: prevenir y cuidar a los nuestros.
PRACTICA LA PACIENCIA
Quizás sea una de las virtudes más complicadas, pero la paciencia nos ayudará a mantener nuestra mente y nuestro espíritu fuerte, equilibrado, capaz de vencer lo que algunos llaman la sobrevivencia de la contingencia.
Es importante aprovechar los momentos en calma y silencio para meditar, reflexionar, hacer oración, dedicar unos minutos a nuestros pensamientos, explorarlos y saber cuáles nos ayudan y cuáles no. La paciencia evitará que suframos un colapso mental, ayudará que nuestras emociones estén sanas y podamos observarnos a nosotros mismos y a los demás.
CUIDA DE TI
La salud interior requiere gran ayuda, es momento de utilizar las estrategias de cuidado que te ayudarán a sentirte pleno frente a la adversidad. Estamos viviendo un momento de recaídas interiores; no obstante, podemos comenzar con acciones pequeñas que nos ayudan a ser más fuertes, a evitar crisis interiores, y a sacar la oleada de depresión que se cuela por cualquier resquicio.
Comienza tomando agua natural, escuchando música positiva, eligiendo una película que te haga reír, evita los contenidos dramáticos porque ello puede generar tensión. Comprende tus defectos y fortalece tus virtudes.
Una mente sana no enferma a las demás. Hoy más que nunca tenemos que estar alerta de todo lo que sucede, y estar cuidados significa estar en un mundo con mayor esperanza, tranquilidad, bienestar y paz.
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 10 de mayo de 2020. No. 1296