Participar de una Misa sin bajarse del coche se ha convertido en una alternativa válida.
Por Rodrigo Houdin / Aleteia en El Observador
Pasaron más de tres meses de la última vez en que pude participar de una Misa de forma presencial, debido a la llegada del coronavirus. En Paraguay ya se puede acudir a las celebraciones, pero con agendamiento previo y sólo hasta 20 personas dentro del templo, incluyendo a los celebrantes. Además, no se sugiere presencia de adultos mayores.
Como una alternativa válida ante las limitaciones de cantidad de fieles establecidas por el Ministerio de Salud de Paraguay, el arzobispado de Asunción decidió realizar algunas celebraciones bajo una nueva modalidad: las Misas en auto, o «Auto Misas».
Cada tercer domingo del mes se conmemora el Día del Padre en el Paraguay y, coincidencia con esta festividad, en la Catedral de Asunción se realizaron dos «Auto Misas». Fue así que, un día soleado, en el inicio de la estación invernal, pude regresar a Misa.
Una Misa diferente
Muy parecido a un auto-cine, en la explanada de la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, la atención se centraba hacia un sitio. Esta vez no se trataba de una pantalla gigante; en el centro, había un altar.
Con cierta extrañez, los vehículos se asomaban al estacionamiento ubicado frente a la catedral, buscando la mejor visual y tratando de evitar el fuerte sol de la mañana. Dispersos en las plazas contiguas al templo y las calles aledañas, estaban algunos fieles que llegaron sin vehículos.
Cuando el reloj marcaba a las 8.00, precedido por un sonar del campanario, salían algunas notas del piano a tubos situado en el interior del templo. Los celebrantes caminaron en procesión, pero dirigiéndose en dirección contraria al altar principal de la catedral.
Una cámara captaba la Misa, mientras el sacerdote explicaba a los fieles que, para una mejor visualización, también podrían seguir la ceremonia a través de las redes sociales.
“Para nosotros, los católicos, la prioridad es la Eucaristía. Nuestra fe es Cristocéntrica. Cristo es el centro de nuestras vidas (…) El señor nos anima a buscarle, a desearle y lo demás lo dejamos todo en sus manos”, expresaba al inicio de su homilía el padre Reinaldo Roa, rector de la catedral.
Las palabras del sacerdote eran en concordancia con lo que estaba sucediendo en el lugar, hasta donde un importante grupo de fieles llegó para poder recibir a Jesús, en medio de un clima de incertidumbre y la preocupación generada por la pandemia.
Sin coro, con partes abreviadas y con la comunión dada desde la ventanilla de los vehículos, la «Auto Misa» concluyó en menos de 60 minutos.
La pandemia nos ha llevado a los católicos a vivir diferentes experiencias y a valorar la importancia de la Eucaristía. A pesar de ser una Misa diferente, la satisfacción de recibir a Jesús Sacramentado y compartir la palabra de Dios, en la una «Auto Misa» nos recordó a los presentes que Cristo debe ser el centro de nuestras vidas.
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 28 de junio de 2020. No. 1303