El Sudario de Turín
Las investigaciones sobre la Sábana Santa, Síndone o Sudario de Turín, el largo lienzo mortuorio que envolvió el cuerpo de Cristo cuando, después de su Pasión, fue depositado en el sepulcro, arrancaron en el siglo XIX, tras que en 1898 un devoto de la Sábana Santa, el abogado italiano Secondo Pia, fotografió la reliquia durante una exposición pública, y al revelar la película descubrió que la figura de Jesucristo aparecía en el negativo. Sin duda fue un hallazgo tan importante que lo llamaron “la revelación de fin de siglo”.
Sin embargo, en un documento del siglo XIII, encontrado por Bárbara Frale en los archivos secretos del Vaticano, describe un ritual de iniciación practicado en la Orden de los Caballeros Pobres del Templo, que incluía honrar la imagen impresa de un hombre en un largo paño de lino; y la erudita italiana plantea la tesis de que la tela era la Sábana Santa de Turín. Y de hecho hay testimonios anteriores que señalan que otras personas ya habían visto que la imagen del cuerpo de Jesús estaba impresa en el lienzo.
Ahora bien, lo que la ciencia ha permitido gracias a sus muchos avances es no sólo dar a conocer al mundo el aspecto de “el Hombre de la Síndone”, sino incluso realizar reconstrucciones 3D para tener una idea más o menos aproximada del modo en que pudo verse Jesucristo antes de ser desfigurado en su Pasión.
El MANDYLION
También llamado lienzo de Edesa, imagen de Edesa o Tetradiplon, el Mandylion es una reliquia cristiana consistente en una pieza de tela cuadrada o rectangular en que se habría impreso milagrosamente el rostro de Jesús, siendo por tanto el primer icono (imagen) del cristianismo.
Según la tradición, recogida a comienzos del siglo IV por san Eusebio de Cesarea, el rey Abgaro V de Edesa escribió a Jesús, pidiéndole que viniera a curarle porque tenía lepra. Eusebio decía haber traducido y transcrito la carta original, y que efectivamente Jesús respondió por carta al rey diciéndole que cuando Él, el Mesías, completara su misión terrenal y ascendiera a los Cielos, enviará a un discípulo para sanar a Abgaro.
El enviado fue san Judas Tadeo , quien llegó portando una tela que llevaba impresa los rasgos faciales de Jesús; el rey vio el rostro luminoso de Jesús en el lienzo, y el Apóstol le impuso las manos, quedando sanado el monarca.
Algunas tradiciones recogen que Serafia —por sobrenombre Verónica— le había dado su velo impreso con el rostro de Cristo a san Judas, y que éste lo llevaba en sus evangelizaciones. Según Eusebio, efectivamente san Judas le mostró el velo al rey antes de curarlo.
¿Milagro?
Entre las muchas presuntas apariciones marianas que hasta la fecha no han sido aprobadas pero tampoco condenadas, están las de Gimigliano, Italia, entre 1985 y 1999, teniendo a numerosos videntes.
Un conmovedor signo habría tenido lugar el 4 de febrero de 1988, cuando uno de los videntes tomó una cámara Polaroid y sacó una foto desde el Santuario a un punto luminoso en la cruz de hierro colocada en la cima de la montaña de la Ascensión. Pero lo que apareció en la fotografía instantánea fue el rostro de Jesús, algo difuso, pero con un aspecto casi idéntico a las imágenes reproducidas por computadora a partir de la Sábana Santa.
Ettore Tavoletti, profesor en el Instituto Estatal de arte y un experto en el arte fotográfico, líder de un equipo de estudios técnicos que analizó más de un año la foto, concluyó: “Ignoramos si se trata de un milagro o no, eso no nos compete. Pero excluimos la posibilidad de que se trate de una reproducción de cualquier imagen anterior…, pues el fuerte aumento a la que fue sujeta la imagen habría detectado la existencia de puntos de color gris”.
TEMA DE LA SEMANA: BUSCANDO EL VERDADERO EL ROSTRO DE CRISTO
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 26 de julio de 2020. No. 1308