El doctor Fernando Villegas Martínez. Docente e investigador de la UPN y cronista de Guardia, Zacatecas. Especialista en historia de la Iglesia. Miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Eclesiástica A.C. y del Sistema Nacional de Investigadores

¿Doctor, qué importancia tiene el acontecimiento de la llegada a Texcoco en 1523, de los tres primeros frailes franciscanos a Nueva España?

El presente año se conmemora el quingentésimo aniversario de la llegada de los tres frailes franciscanos a la Nueva España. La presencia de Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Aora, representa el inicio formal del proceso de evangelización de los naturales. Arribaron a Texcoco por ser el lugar en donde se educaban a los miembros de la élite indígena, además de ser un centro poblacional importante junto con México-Tenochtitlán.

¿A qué nos invita esta conmemoración del quinto centenario de la llegada de los tres frailes franciscanos a la Nueva España?

La conmemoración nos invita a reflexionar cómo fue la evangelización de los indígenas en América, el papel que tuvo la orden franciscana como pionera en sistematizar la enseñanza bajo los preceptos del cristianismo, y de cómo Texcoco se convirtió en el punto de partida para la expansión de las misiones en lugares que ni siquiera los mexicas habían alcanzado.

¿Considera usted que el modo de evangelización franciscana del siglo XVI es un ejemplo misionero?

Desde la llegada de los franciscanos a la Nueva España en el año de 1523, se inició un largo proceso de evangelización al que también se sumaron otras órdenes religiosas. La expansión del cristianismo a lo largo de los lugares que conforman el vasto territorio novohispano ha sido ejemplo del ímpetu de la Iglesia católica por “ganar almas”. Los primeros evangelizadores llegaron a un mundo nuevo en donde todo estaba por hacerse. Su tarea fue titánica. No únicamente por lo inhóspito del lugar, sino que se enfrentaron a nuevas lenguas, costumbres, formas de vida, comida, clima y un largo etcétera. Aun así, la claudicación no fue una respuesta, tal y como podemos apreciar en los numerosos conventos fundados a lo largo del siglo XVI, la rápida expansión hacia el septentrión y la adaptación de la doctrina a las circunstancias.

¿Es una lección histórica que bien puede motivar la llamada “nueva evangelización” del Siglo XXI?

Este siglo llegó con numerosos retos a la Iglesia católica, a la cual no le vendría mal revisar el ejemplo franciscano para así poder responder a los cuestionamientos que la modernidad le ha planteado.

Las necesidades actuales no pueden contestarse únicamente volteando al pasado, pero éste podría dar luces a los contemporáneos sobre cómo sus antecesores trataron de resolver la adversidad y convertirla en oportunidad.

(Entrevistas realizadas por Jaime Septién).

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 17 de septiembre de 2023 No. 1471

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