El 2021 parece lejano e incierto, pero el entusiasmo y la fe de los jóvenes, no se detienen.
Por Rubicela Muñiz
El padre Ramón Velázquez Ramos, salesiano de Don Bosco y asesor nacional de la Pascua Juvenil desde hace dos años, actualmente se encuentra en la Parroquia de María Auxiliadora en Tijuana, B.C. y desde ahí presta este servicio para entrar en diálogo con diversos sectores de la Iglesia que trabajan en bien de la juventud.
Recientemente participó en la virtual Asamblea Nacional de Pascua Juvenil a la que se conectaron jóvenes y asesores promotores de esta experiencia en cada una de sus diócesis. Estudiaron y profundizaron, durante tres días, la Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, iluminados por el tema del año: “Juntos caminemos en el amor hacia la santidad”.
Este equipo nacional, además de tener el reto de evangelizar en las redes sociales, busca que todos los participantes contribuyan de manera oportuna para dar un rumbo significativo a Pascua Juvenil 2021, y para ello ya tuvieron un primer momento.
“Dentro de la planeación para la Pascua Juvenil son tres procesos de preparación, un primer momento es la Asamblea Nacional, en donde se estudian documentos del magisterio de la Iglesia, para obtener el objetivo y lema; posteriormente viene el Taller de Materiales en donde los líderes diocesanos elaboran los temas y catequesis, culminando con la Pre Pascua Nacional. Los dos momentos que aún nos faltarían, tendríamos que evaluar según las disposiciones de las autoridades civiles y eclesiásticas para que fueran presenciales o por internet”, compartió el padre Ramón.
Los frutos de un encuentro
Una Pascua Juvenil, agrega el padre Ramón, “es para muchos jóvenes un primer encuentro con Cristo Resucitado. La profundización de los temas, la espiritualidad y la convivencia logran en el joven: un entusiasmo por seguir conociendo a Cristo Jesús, un cambio en la concepción del sentido a su vida, y que asuma los valores cristianos como la ruta del amor y la felicidad. Una Pascua hace que el joven se abra a los dinamismos propios de la comunidad, tales como el compartir el servicio, la esperanza y ser el evangelizador de otros jóvenes”.
Estos encuentros, que se realizan tanto a nivel diocesano como parroquial en distintas partes de México, “son también el comienzo de una aventura encaminada hacia la conversión y el deseo de dar testimonio a otros jóvenes” de que Cristo vive. Además, como muchas otras actividades de la vida del cristiano, brindan la oportunidad de caminar hacia la santidad.
“Tender hacia la santidad es la principal respuesta a los desafíos del mundo contemporáneo. Como Iglesia estamos llamados a vivir una nueva primavera de cristianismo: el encuentro con el resucitado, el acompañamiento para que vayan descubriendo los adolescentes y jóvenes su vocación. Será posible alcanzar la santidad por medio de caminos diversos, pero fascinantes para conquistarla”, concluyó el padre Salesiano.
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 26 de julio de 2020. No. 1308