Por Arturo Maximiliano García
Sucede normalmente en épocas de crisis, que la falta de ingresos nos lleva a contratar créditos o prestamos, ya sea con el poder de nuestra firma y un plástico, con un pagaré, un contrato o mediante una garantía.
No debe satanizarse el pedir prestado de manera formal ante una institución o de manera informal, por así llamarlo, a una persona física, cuyos recursos nos ayudan a salir del paso ante una situación complicada, o por qué no, cuando aparece una buena oportunidad y requerimos dinero para materializarla.
Para la mayoría de los mexicanos la primera fuente para obtener un préstamo es la familia o los amigos, lo cual sólo requiere de la confianza entre las personas y a veces la relativa certeza de que se pagará. Están también los créditos formales ante instituciones autorizadas para ello, como los bancos o las SOFOMES, así como en algunos casos se acude a las casas de empeño. En un caso aún más extremo se va con los agiotistas, que son personas físicas que prestan dinero con altísimos intereses y garantías excesivas en muchos casos.
Con respecto a estas tres primeras opciones te hacemos algunas precisiones:
Los amigos y la familia.
Para este tipo de crédito normalmente acudimos a la familia o a los amigos. No necesariamente está exento de condiciones como intereses y plazos, o incluso garantías tales como pagarés y otras. Si no pagas, las consecuencias pueden ser jurídicas, traducidas en demandas y embargos en muchos casos. Si todo es de palabra y no cumples con regresar el dinero y quizá algo de intereses, lo que pierdes en principio es la relación con esa persona.
Las ventajas por supuesto es que no requieres un historial crediticio, tampoco pasa por un proceso de aprobación, sino que dependerá normalmente de una sola voluntad. Recuerda que este tipo de préstamos tampoco te ayuda a formar un historial crediticio, pero cuando el agua te está llegando al cuello, es quizá lo que menos te importa.
Créditos con bancos y otras instituciones.
En opinión de CONDUSEF, la cual comparto totalmente, las ventajas de acudir a estas instituciones a solicitar un crédito son, entre otras, que hay más alternativas que pueden ajustarse a tu situación particular, además de que sí te generan un historial crediticio y en caso de un abuso puedes acudir a la autoridad para protegerte.
La parte complicada es que si incumples en tus pagos generarás un mal historial para el buró de crédito, además de que siempre tendrá consecuencias económicas como pagar intereses moratorios, así como jurídicas si el estado del adeudo hace que entren tus acreedores a actuar a través de despachos de cobranza judicial.
Casas de empeño.
Lo positivo de esta modalidad es que casi todo lo que tenga un valor comercial es aceptado por las casas de empeño, es rápido y con requisitos menores, además de que si pierdes lo empeñado hasta ahí llega el problema, ya que ni siquiera trasciende al Buró de Crédito.
El problema es que, según PROFECO, se te presta entre el 25 y el 45 por ciento del valor de lo empeñado por lo que si se pierde habrás malbaratado lo que dejaste en prenda.
¿Quién te protege?
Recuerda que instituciones como CONDUSEF y PROFECO sólo te protegen ante créditos formales contraídos con instituciones o préstamos otorgados por casas de empeño reguladas y supervisadas, por lo que no aplica en préstamos personales.