¿Entonces por qué se publicó esta nueva carta? Hay que recordar que no sólo en el orden secular cada vez hay más aceptación del crimen de la eutanasia, sino que incluso a nivel religioso ha habido episodios que confunden a la feligresía.

Por ejemplo, desde que en 2002 se legalizó la eutanasia en Bélgica, los religiosos camilos (o hermanos de san Juan de Dios) de aquel país aplican la eutanasia en sus centros de cuidados paliativos.

O lo ocurrido en 2019, cuando el estadounidense Robert Fuller fue diagnosticado de cáncer, y entonces decidió suicidarse el 10 de mayo, no sin antes casarse con su pareja del mismo sexo y anunciar todo a su parroquia y amigos. Asistió a una última Misa el 5 de mayo, en el templo de St. Therese, en Seattle, donde el sacerdote jesuita Quentin Dupont dio la Comunión al suicida y pidió que toda la comunidad parroquial presente, incluidos los niños que acababan de hacer su Primera Comunión, hicieran una oración con imposición de manos para dar una bendición final a Fuller.

Ante la falta de “límites éticos”, la carta Samaritanus Bonus, es decir “El Buen Samaritano”, quiere hacer un nuevo llamado de atención a fin de redescubrir “el valor de la vida humana en la enfermedad, el sentido del sufrimiento y el significado del tiempo que precede a la muerte”.

TEMA DE LA SEMANA: EL BUEN SAMARITANO LO ES HASTA EL FINAL

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de octubre de 2020. No. 1317

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