Existe un Rey poco exaltado por las grandes plataformas, un hombre que hacía el bien sin mirar a quien

Por Angelo De Simone

Es verdaderamente fascinante el impacto que han tenido diversas series de televisión y de plataformas digitales en el mundo de hoy. “The Crown”, “Game of Thrones” y muchas otras producciones se han robado la atención de un sinfín de personas por su atractivo digital y por lo que llegan a cautivar sus historias.

En alguna oportunidad conversando con un amigo, llegamos a la reflexión de los diversos “reinos” que se estaban gestando en la sociedad y en el mundo, producto de los “reinos” que antes mencioné que, de manera digital, crean un mundo de fantasía y encanto que a muchos nos desvían la atención de la realidad por unos minutos. Esto no quiere decir que no sean de mi agrado, al contrario, creo que en lo más profundo inducen reflexiones interesantes para construir una civilización distinta y con un norte claro y preciso, pero lamentablemente el mensaje se ha traducido de otra forma.

Estas series han tenido talones de Aquiles que por mucho, opacan un buen mensaje que podamos rescatar de ellas. A menudo sexualizan y alaban el materialismo desenfrenado en cada episodio, dando a entender que muchas veces el que más tiene y el que más atrae con su cuerpo es aquel que más éxito tiene en el “reino”. Podrán pensar que rechazo categóricamente ver este tipo de producciones, pero no es cierto. Soy de los que ve cada uno de los episodios de estos hits televisivos para poder descifrar el lenguaje de una juventud que se cuestiona y que necesita respuestas en una sociedad tan compleja como la actual, pues, ¿Cómo leer los signos de los tiempos si no somos parte del mundo? ¿Cómo hacer el bien desde una burbuja protectora? ¿El nadar contracorriente no amerita ser parte del mundo sin ser del mundo?

Después de ver varias temporadas de estas series, me preguntaba con profundidad ¿serán las mejores historias de reinados que hayamos visto o leído? Yo conozco una que me cautivo de principio a fin pero que es poco común, quiero decir con esto, que no cumple los estándares de lo que conocemos como “realeza”.

Es la historia de un hombre que rompió paradigmas, que fue contracorriente y vivió una vida coherente entre lo que hacía y pensaba. Se acercaba con una sonrisa de esas que se contagian a los más necesitados, sanaba con tan solo tocar con ternura las heridas de los enfermos, consolaba al triste prometiéndole que sería parte de su reino por su valentía y sacrificio.

Este Rey, poco exaltado por las grandes plataformas, se llama Jesucristo. Un hombre que hacía el bien sin mirar a quien y cuyo reinado es de bondad y misericordia, de inclusión y caridad. Su corona fue de espinas porque amo tanto a su pueblo que no le importó sacrificarse para que ellos fuesen felices.

Su cuerpo no era perfumado diariamente sino que olía a ovejas, como el buen pastor que deja a las 99 ovejas para buscar a las perdidas. Este Rey no tenía un trono de armas como en “Game of Thrones” sino que se sentaba donde lo necesitaban para poder escuchar más de cerca las necesidades de su pueblo, y mucho menos era como el de la serie “The Crown” porque creía que mientras más nos hacíamos como niños, humildes y solidarios, más fácil era entrar en el Reino de los cielos.

Este Rey me cautivó porque siento que me mira a los ojos con ternura como un padre que ama con locura a su hijo; me sonríe cuando todo parece desmoronarse porque en la alegría y la esperanza se basa su mensaje; y en definitiva porque me ha amado primero en medio de mi miseria, hasta antes de yo poder conocerle. Definitivamente es la mejor historia de amor que he escuchado y le gana por mucho a la fantasía que nos presentan y venden en un mundo como el de hoy.

Escuchar esta historia quizás te ha encendido el corazón, sintiendo ese “no sé qué” que te invita a ser distinto y unirte a esta misión. Si quieres formar parte de este Reino, solamente hace falta tener buena voluntad, un corazón dispuesto y la disposición de ponerte los lentes de la fe para empezar a ver las maravillas que Dios te presenta. Déjate cautivar y sorprender por esta gran historia, de la cual ya eres parte ¿Sabes por qué? Porque eres hijo de este Rey y por tanto parte de su realeza. Y tú, ¿estás preparado para hacer de esta historia una de las más conocidas y populares del siglo XXI?

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 22 de noviembre de 2020. No. 1324

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