Por Sergio Estrada
Al final de la Asamblea Plenaria, en una reunión virtual, extendieron un mensaje de esperanza ante la grave crisis provocada por los efectos del COVID-19
En su CIX Asamblea Plenaria llevada a cabo del 9 al 13 de noviembre, de manera virtual, los obispos se mostraron preocupados por la situación del país y reconocieron que vivimos una crisis profunda acentuada por la pandemia del Covid-19.
Después de varios meses de prueba la crisis continúa y se ha vuelto una nueva realidad, mientras que los contagios siguen en ascenso.
Ante esto, los prelados lamentan la afectación que esta crisis ha dejado en campos como la economía, la salud, la política, la educación y las ideologías.
La espiritualidad para enfrentar los retos
Alertaron que estas sombras unidas a Cristo resucitado se transforman en signos de esperanza al tener hermanos (médicos, enfermeras, personal de limpieza, voluntarios de familia, empresas, sacerdotes, religiosas etc.) que aún en circunstancias de riesgo y miedo, han dado un servicio generoso en sus distintas actividades. Una prueba de que estamos juntos y nos ayudamos unos a otros.
Como pastores, los obispos, quieren ser responsables de caminar con el pueblo de Dios, esperando de ellos una especial valentía profética frente a las circunstancias actuales de nuestro país, dando un testimonio humilde y sencillo de cercanía auténtica para dar una palabra de consuelo.
“Que todos nuestro espacios eclesiales sean verdaderos oasis de misericordia para bridar el trato respetuoso, la palabra amable, la escucha paciente, la preocupación sincera por el sufrimiento del otro.
El reino de Dios no es solo una promesa futura para después de la muerte, sino una realidad que ha comenzado ya en la persona de Jesús, concretándose en los pequeños pasos que se dan en una familia para vivir el amor y la paz, en los logros de los grupos humanos por tener sociedades más justas y fraternas”, acentuaron.
Los jerarcas animaron a preparar el futuro con esperanza, generando procesos nuevos, superando el egoísmo, las desconfianzas y las descalificaciones, trabajando por la unidad y la concordia.
Iglesia en salida
Los prelados desean una Iglesia en salida con Cristo crucificado y resucitado, que llegue a todos los lugares y personas de manera física y espiritual: “Con la mirada puesta en Santa María de Guadalupe llenos de esperanza sigamos edificando la “Casita Sagrada” de nuestra identidad de pueblo de Dios en nuestra patria, en toda América y el mundo entero, como hijos de Dios favoreciendo el encuentro, el diálogo, la convivencia y la solidaridad en actitudes fraternas marcadas por el perdón, el amor, la justicia y la paz”.
Urgieron a establecer tareas específicas en el campo de lo social para los pobres y con los pobres; en el trabajo, con las empresas para la promoción de un desarrollo sustentable y socialmente responsable, incorporando la doctrina social de la Iglesia como eje transversal en la formación de los agentes de pastoral, en las catequesis ordinarias y presacramentales de todos los fieles cristianos.
También advierten que, en la preparación de las elecciones políticas en nuestro país el próximo año, nos debemos informar y preparar.
Con esta actitud de conversión encomendaron la situación actual a Santa María de Guadalupe, “que nos rescató del aislamiento y nos congregó con especial predilección para formar un pueblo, y nos sostiene en este camino de encuentro solidario y fraterno”.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 29 de noviembre de 2020. No. 1325