La Virgen María se apareció en el Tepeyac en 1531, y, para conmemorar los cinco siglos de su presencia, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) viene desde hace algunos años trabajando en el llamado “Proyecto Global hacia el año 2031+2033”, que lleva el lema: “Hacia el encuentro de Jesucristo Redentor, bajo la mirada amorosa de Santa María de Guadalupe”. La mención del año 2033 se debe a que en ese año se cumplirán 2 mil años de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, por tanto, de la Redención.
CAMBIO DE PASTORAL
Dicen los obispos en el documento que “somos conscientes que, en la predicación tradicional, la Redención se concentraba casi exclusivamente en la muerte en cruz de Jesucristo que, con ella, pagó por nuestros pecados” (n. 96), y que “se ha presentando la Redención como algo que el hombre podía comprar con prácticas religiosas sin necesidad de comprometerse con una vida redimida, es decir, una existencia vivida en la justicia y en la misericordia” (n. 98). Y que, por tanto, “necesitamos reencontrarnos con el Dios de Jesucristo, necesitamos volver al Evangelio” (n. 102).
Y agregan que, “con firme convicción afirmamos que nuestra vocación de ser una Iglesia pobre y para los pobres, significa en el momento presente estar siempre disponibles, desde la austeridad de nuestros recursos, para servir y manifestar su solidaridad a los más necesitados” (n. 150).
EN BUSCA DE UNIDAD
Recordando el Acontecimiento Guadalupano, los obispos señalan: “Esta patria y esta vivencia de la fe que, desde sus inicios, enfrentaron serias dificultades para alcanzar la unidad, encontraron en Santa María de Guadalupe una madre que les ayudó a superar sus enormes diferencias iniciales”; que Ella ofreció “a la fe y a la patria nacientes una imagen, lenguaje común que acercaba a las partes en conflicto”, y una petición: “construir ‘la casita’ de todos” (n. 151).
“Los obispos mexicanos queremos refrendar el compromiso de seguir construyendo una ‘casita sagrada’ porque representa un elemento común de identidad de este pueblo, (…) un lugar donde nadie se siente extraño” (n. 154).
COMPROMISOS
Los obispos presentan una serie de compromisos pastorales a fin de que la Iglesia mexicana se transforme especialmente en un instrumento para las causas sociales, el cual opte por:
- “Fortalecer el protagonismo del laico”.
- Colaborar “con los organismos nacionales e internacionales para construir la paz”.
- “Apoyar la fundación de centros de derechos humanos”.
- “Apoyar y acompañar las causas indígenas”.
- “Acompañar, defender los derechos e integrar” a los migrantes.
- “Abrir más espacios para una Iglesia Pueblo, una Iglesia incluyente donde se acoja con misericordia a: esposos vueltos a casar, homosexuales, madres solteras, ancianos, indigentes y migrantes, entre otros”.
- “Realizar (…) en los diferentes ámbitos eclesiales, el compromiso de hacer una Iglesia pobre para los pobres”.
- “Realizar proyectos pastorales encaminados a acompañar y ayudar a los jóvenes en riesgo de: violencia, narcotráfico, prostitución, trata de personas, etc.
Y rematan: “Somos conscientes de que ahora nos corresponde a nosotros estar al frente de este momento histórico y crucial de la humanidad”.
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Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de diciembre de 2020. No. 1326