El adorador guerrerense René Francisco sirve al Señor desde hace 15 años y quiere hacerlo toda su vida. Por el confinamiento tuvo que dejar los escenarios masivos, pero continúa su labor de evangelización en las redes sociales
Por Rubicela Muñiz
René Francisco estaba acostumbrado a las noches de adoración en parroquias, capillas, y conciertos masivos con Cielo Abierto. Debido al COVID 19, el escenario para evangelizar a través de la música y la predicación es distinto, pero igual de necesario.
René, compositor y adorador de la Diócesis de Acapulco, con una voz privilegiada, recuerda que fue encontrado por el Señor de una manera muy especial en el año 2000, y desde entonces supo que quería servir toda su vida.
“Dios me encontró de una manera muy bonita. Yo no tenía problemas en casa ni me faltaron mis papás. Dios fue muy cariñoso. Sin conocerlo ni saber de Él, en un retiro espiritual escuché su voz que me decía: ‘Yo estoy contigo siempre, donde estés’. Y fue algo que marcó mi vida y desde entonces le sirvo”.
Comenzó a asistir a asambleas de adoración y despertó su gusto por convertirse en adorador, por querer alabar al Señor: “Un día escuché a un hermano cantar en una asamblea de oración y le dije al Señor: ‘Yo quiero cantar así’. Y unos años después Dios me lo concedió. Desde ese momento yo quería cantar para Dios siempre, pero nunca le permití que hiciera conmigo lo que quisiera, hasta el año 2015 que le dije: ‘Ahora sí Señor, has lo que quieras’, y empecé a evangelizar en forma”.
Ahora, con 40 años, René Francisco está consciente de lo que implica ser un adorador y, para ello, trabaja cada día junto a su familia.
“Ser un adorador implica dar testimonio. Implica que debo estar siempre en la presencia de Dios, además de la responsabilidad y compromiso para con mis hermanos. Una vez le pregunté al Señor enojado: ‘¿Por qué te gusta que te adoremos? ¿Acaso eres un Dios soberbio? ¿Por qué te gusta vernos arrodillados, postrados? ¿Qué ganas con eso?’ Después de unos días, ya apunto de dormir, me respondió: ‘Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual’. Romanos 12,1.
Antes se sacrificaba carne de animales y el olor subía a Dios y le agradaba. Ahora cuando nosotros adoramos, nuestra adoración hace que nosotros subamos a la presencia de Dios y cuando estamos en la presencia de Dios todo se transforma”.
Ahora, el escenario para seguir sirviendo y dando testimonio, son las redes sociales. De manera constante, René, junto a su esposa, transmite la adoración para sanar y predicar a quienes se unen a ellos en presencia del Señor.
“Me siento con mucha responsabilidad de seguir evangelizando y ahora con más fuerza, porque son momentos difíciles de tribulación. Es complicado, pero Dios hace su obra aún en lo más sencillo”.
El confinamiento ha servido a René Francisco, quien ya tiene un registro de 350 composiciones, para desarrollar su inspiración y practicar nuevas melodías. “Cuando Dios te da un don y el don está en práctica, en este caso la composición, siempre hay melodía y letras para Dios, solo cambia la necesidad. Y sí, en este tiempo nacieron canciones de esperanza, de arrepentimiento”.
Aunque el 2020 fue un año complicado, René agradece por todos los favores recibidos. Su carrera de adorador y predicador la combina con su profesión de Administrador de empresas. Desde los 11 años atiende un restaurante de mariscos en la playa y junto a su esposa, su hijo de 15 años y una pequeña recién nacida ha logrado formar una familia en Cristo.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 3 de enero de 2021. No. 1330