Por Sergio Ibarra
El 2020 debe ser el punto de inflexión en la lucha internacional contra el cambio climático.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, fija el 2021 como el año en el que se debe constituir una coalición global para lograr la neutralidad de carbono en 2050, que significa que la cantidad de dióxido de carbono que emitirán las actividades humanas, a mediados de siglo, sea igual a la que absorben los bosques. El 12 de diciembre se cumplieron cinco años de la firma de aquel pacto en la capital francesa y la ONU ha impulsado una cumbre virtual para conmemorarlo e intentar relanzar la lucha contra el calentamiento global.
No nos hagamos, desde que inició la revolución industrial y el uso de combustible fósiles no renovables, le declaramos la guerra a la naturaleza.
El pasado 12 de diciembre se registraron las peores cifras de fallecimientos y contagios de coronavirus nuevos a nivel mundial. La leve baja que se percibía en las últimas semanas de noviembre fue por el descenso en Europa; sin embargo, vuelve a aumentar. Lo anterior, luego de que ha sido estudiado y observado con seriedad, tiene dos causas: las fiestas particulares y el síndrome de que “a mí no me va a dar”, así que, ¿para qué me cuido? La mezcla de la soberbia con la ignorancia, al revelarse ante simples instrucciones: usar un cubre boca-nariz y mantener distancia.
No nos hagamos, las advertencias han sido múltiples y cada vez más y más, en nuestro entorno inmediato, damos cuenta de contagiados graves o de personas queridas que perdieron la vida por este mal.
En el siglo pasado cuando tuvo lugar la posguerra hubo un tremendo reto de establecer la paz y evitar el encontronazo entre los Estados Unidos y la extinta URSS. Hoy debemos salvar la democracia. En la pandemia el populismo, la demagogia de Trump, de Bolsonaro, de Duterte, de Orbán, de Bukele, de Putin, ha llenado la atmosfera de palabrería y poca atención a la salud, al bienestar de los ciudadanos; hemos visto las cifras de muertes acumularse casi sin cuidado, a la vez que esos populistas han levantado odios, han dividido a la sociedad y minado las instituciones democráticas.
No nos hagamos, hoy los jóvenes tienen un desafío: defender mejor el legado de las generaciones que les antecedimos, preparándose para participar, sin falta, en las siguientes elecciones. Y por supuesto, no nos hagamos los mayores, debemos estar listos para votar el próximo año.
El Gobierno de México anunció el 11 de diciembre la aprobación de la vacuna de la empresa pfizer. Las previsiones del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, apuntan a que en un inicio se aplicarán 250 mil vacunas, con el visto de bueno de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), al personal del sector salud.
No nos hagamos, entre el sector privado, hospitales, clínicas, laboratorios, enfermeras y médicos que ejercen con todo el riesgo respectivo, más el sector público, IMSS e ISSSTE, y los hospitales generales, debe haber un millón de personas que arriesgan su vida. Las vacunas que deberían de haber llegado, dado que se requieren dos vacunas por personas y una conservación a -70 grados centígrados- condiciones que superan diez veces la temperatura del refrigerador de casa- dejan muchas dudas del estado en que se encontrará la sustancia, en caso de no haber sido almacenada de manera adecuada.
En todo caso, estas vacunas alcanzan, en el mejor de los casos, para el 12% de todo el personal involucrado en el sector salud, pasando por la recepcionista y hasta el personal de limpieza. ¿Y los demás? ¿Cuándo y cómo?
No nos hagamos, debemos continuar con una gran conciencia de que, cuidándonos, cuidaremos a nuestro prójimo ante esta tremenda prueba.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 10 de enero de 2021. No. 1331