Cada vez que México ha entrado en crisis, los mexicanos hemos mirado al rostro de la morenita del Tepeyac y le hemos pedido su auxilio y protección, pero no siempre hemos respondido como ella quiere que respondamos: cuidando a los demás.
México es la nación predilecta de la morenita. Con ninguna otra nación ha hecho nada igual. ¿Le hemos correspondido a su fineza?
Siete de las diez ciudades más violentas del mundo son mexicanas. ¿Eso agrada al corazón de Santa María de Guadalupe? Por supuesto que no. Lo llena de congoja y a los mexicanos nos debería llenar de vergüenza.
Nuestro compromiso para con Ella debe ser cuidar unos de los otros; mirar por el bien común y no dejar solos a nuestros gobernantes. El insulto y el desprecio no están en su Corazón de Madre; tampoco deberían estar entre nosotros.