En todo el mundo, los católicos plantean sobre todo cinco preguntas en torno a las vacunas contra la COVID-19. Ofrecemos la respuesta que ha dado la arquidiócesis de Washington.
- ¿Por qué es controvertida la vacuna contra el COVID-19?
Varias de las vacunas existentes, incluida la MMR, utilizan líneas celulares HEK293 que descienden de dos abortos ocurridos en la década de 1970. Estas líneas celulares no contienen células de los abortos originales; más bien, las líneas son descendientes lejanas y clones de las células originales, que se derivaron del tejido renal embrionario humano. Algunas de las vacunas contra el COVID-19 utilizan células HEK293 en su elaboración o pruebas.
La declaración publicada en marzo de 2021 por la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) afirma que: “habida cuenta del sufrimiento mundial que esta pandemia está causando, afirmamos una vez más que vacunarse puede ser un acto de caridad que sirva al bien común.”
- ¿En qué se diferencian las vacunas Moderna y Pfizer de la vacuna Johnson & Johnson?
Moderna y Pfizer han desarrollado vacunas utilizando la molécula ARN mensajero (mARN) y no han usado líneas celulares fetales controvertidas. No obstante, ambas vacunas fueron probadas utilizando líneas celulares HEK293. Las vacunas Johnson & Johnson y AstraZeneca utilizaron, en su elaboración, líneas celulares HEK293, lo que las hace parecer “más cercanas” en su origen al acto de aborto.
- ¿Puedo yo, como católico, recibir la vacuna Johnson & Johnson?
Sí. La conexión entre el acto del aborto y las líneas celulares HEK293 es muy remota. Todas las vacunas contra el COVID-19 se atienen a las declaraciones de moral emitidas por la Iglesia Católica en los últimos cincuenta años. En el caso de que a usted le ofrezcan una vacuna contra el COVID-19 desarrollada a partir de líneas celulares obtenidas del aborto (como sucede con la vacuna Johnson & Johnson), una declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe emitida en diciembre de 2020 aclara que “cuando no se dispone de vacunas contra el COVID-19 éticamente irreprochables… es moralmente aceptable recibir una vacuna en la que, en su proceso de investigación y producción, se hayan utilizado líneas celulares de fetos abortados.”
La pandemia de coronavirus ha cercenado la vida de millones de personas. Por lo tanto, la urgencia de vacunar a nuestra comunidad es grande y es moralmente permisible que todos los católicos reciban esta vacuna con el fin de proteger la vida de aquellos que están en mayor riesgo de enfermar gravemente de coronavirus. Es moralmente provechoso que cada persona reciba la vacuna que esté disponible más inmediatamente con miras a acelerar el fin de esta mortal pandemia.
- ¿Qué vacuna debo recibir?
Los católicos que reciban la vacuna contra el COVID-19 para proteger la vida propia y de sus familias y comunidades deben sentirse tranquilos de recibir cualquier vacuna que esté disponible. La declaración de la USCCB aclara que cada uno de nosotros debe recibir las vacunas Moderna y Pfizer, si están disponibles, porque se distancian más de las líneas celulares HEK293.
Sin embargo, dada la urgencia moral del proceso de vacunación, se alienta a los católicos a recibir cualquier vacuna que proteja a sus familias y comunidades.
- ¿Qué puedo hacer para hacer valer mis valores católicos en este tema?
A los católicos se nos anima a promover el trabajo de las empresas que no utilizan las polémicas líneas celulares citadas. Por tal razón, es conveniente continuar llamando directamente a las compañías farmacéuticas y pedirles que no utilicen esas líneas celulares en el futuro desarrollo de vacunas. Estas llamadas pueden ser una estrategia eficaz para subsanar movimientos pasados, especialmente mientras la tecnología avanza y se hace menos necesario utilizar las líneas celulares HEK293 en la preparación de vacunas.
Se alienta además a los católicos a recibir la vacuna contra el COVID-19 y promover el bien común acatando las directrices del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades.
Animamos a los fieles católicos a abogar en nombre de los pobres y vulnerables alentando a sus jefes de gobierno a compartir la vacuna con otros países, especialmente aquellos que tienen poblaciones en situaciones de riesgo.