En el concilio de Constantinopla, del año 553, la Iglesia de Cristo declaró a María como Aeiparthenos, que significa “Virgen Perpetua”, es decir, “Siempre Virgen”, y así se sí ratificó como dogma lo que la Iglesia siempre creyó y enseñó, conforme a las Escrituras: “He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isaías 7, 14).
Entonces la Biblia enseña que María es Virgen cuando concibe, cuando lleva a Jesús en su seno, y cuando lo da a luz; por tanto, quedando Virgen después del parto. Y hasta los fundadores del protestantismo, Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrico Zwinglio, reconocían la virginidad perpetua de María como enseñanza bíblica.
Sin embargo, los protestantes posteriores comenzaron a negar esta enseñanza. Alegan que, como la Biblia dice que José no “conocía” a María (es decir, no tenía relaciones sexuales con Ella) “hasta que ella dio a luz un hijo” (Mateo 1, 25), significa que después sí tuvieron intimidad; y que los pasajes donde se habla de “hermanos” y “hermanas” de Jesús (cfr. Mateo 12, 46 y Mateo 13, 55-56) son la prueba irrefutable.
Pero esto es una errada interpretación del lenguaje bíblico, pues la palabra “hasta” no indica un cambio posterior de estado (por ejemplo, en I Corintios 15,25; Génesis 8, 5 y 49,10; Judit 12,14; Mateo 28, 20; Filipenses 1,5, etc.).
Por otro lado, los judíos no tenían palabras específicas para “hermano”, “primo”, “sobrino”, etc., sino que para todo esto se usaba una sola palabra, aha, que equivale a “pariente”.
El único modo de saber si dos individuos eran literalmente hermanos era indicando que tenían el mismo padre y/o madre; y la Biblia indica en otros pasajes de quiénes eran hijos esos “hermanos” de Jesús, y ciertamente no lo eran ni de la Virgen María ni de san José (cfr. Gálatas 1, 19; Mateo 10, 2-3; Mateo 28, 1; Marcos 15, 40; Juan 19, 25; Judas 1, 1).
Por desgracia, existen a la fecha algunos teólogos y otros personajes eclesiásticos, es decir, presuntamente católicos, que también están negando el dogma de la Virginidad Perpetua de la Madre de Dios, ya sea asegurando que María era una muchacha normal y abierta al matrimonio, por lo que, después del nacimiento de Cristo, Ella sostenía relaciones sexuales con san José; o enseñan que lo que dice la Biblia sobre la Sagrada Familia no es una crónica histórica de un matrimonio excepcional, sino poesía simbólica, y que la concepción y nacimiento de Cristo como algo sobrenatural es una visión medieval que ya no se puede seguir repitiendo.
TEMA DE LA SEMANA: SANTO DOMINGO: MARÍA, LA HUMILDAD EN EL CORAZÓN DEL DOGMA
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 15 de agosto de 2021 No. 1362