Nos habéis mandado un vídeo cuya protagonista es una mujer que se identifica como Chinda Brandolino, y que se encuentra dando una charla frente a la cámara y con micrófono en mano. En ella, expone algunos argumentos en contra de la vacunación contra la covid-19, mencionando específicamente las de vector viral (como la de AstraZeneca o Janssen). En su opinión, estas inyecciones “modifican el genoma”, haciendo que “esa persona vacunada sea de una persona transgénica, transhumana”. Es FALSO. Las vacunas de vector viral no son capaces de modificar el genoma de una persona.
“Cuando ustedes, con una vacuna de adenovirus modifican el genoma, esa persona vacunada es una persona transgénica, transhumana”
Brandolino es una figura bastante conocida dentro del mundo de la desinformación en Latinoamérica. Comenzó a hacerse relevante a partir de 2018 en Argentina, cuando mostró públicamente su rechazo hacia el aborto en el Senado argentino. Con la llegada de la pandemia, del aborto pasó a las vacunas, sobre las cuales ha dado charlas, conferencias y discursos. En ellos, afirma que el virus fue creado en un laboratorio, y que las vacunas son absolutamente inútiles, ambas afirmaciones carentes de toda base científica, tal y como hemos explicado aquí y aquí. La agencia de verificación argentina Chequeado ha investigado su trayectoria como diseminadora de desinformación.
¿Una persona transgénica?
En una de sus últimas intervenciones, Brandolino asegura que las vacunas de adenovirus “modifican el genoma” y que, por tanto, la gente que la recibe se vuelve “transgénica, transvacunada”.
La Real Academia Española define transgénico o transgénica como “dicho de un organismo vivo, que ha sido modificado mediante la adición de genes exógenos para lograr nuevas propiedades”. ¿Es en eso en lo que nos podrían convertir las vacunas? No parece: según la evidencia científica, no es posible modificar el genoma de una célula a partir de la introducción del fragmento de ADN del virus en el núcleo de las células humanas, básicamente porque éste “no se integra” en el ADN celular. Así lo confirman los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos. En Verificat ya lo desmentimos hace tiempo.
¿Cómo funcionan realmente estas vacunas?
Las vacunas de adenovirus, englobadas dentro de lo que se conoce como vacunas de vector viral (porque utilizan como vehículo o vector de material genético otro virus), contienen fragmentos de ADN con instrucciones para producir un antígeno —sustancia que al introducirse en el organismo induce en éste una respuesta inmunitaria—. El antígeno de las vacunas de la covid-19 en cuestión es la famosa proteína S, un elemento que ayudará al sistema inmune a identificar al SARS-CoV-2 si la persona vacunada se contagia en el futuro.
Por eso, lo más característico de las vacunas de vector viral respecto a otros tipos de vacuna, como las de ARNm o subunidades proteicas, es la cápsula que contiene el material genético. Las de la covid-19 emplean un adenovirus, un tipo de virus que, al contrario que otros como el del VIH, no tiene la maquinaria enzimática necesaria para integrar su ADN en las células humanas. Para más inri, los adenovirus empleados en la fabricación de las vacunas de AstraZeneca y Janssen son creados a partir de líneas celulares que, según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés), son completamente “no-integradoras”. En otras palabras, no pueden incorporarse en el genoma del huésped.
O sea, que el ADN del virus sirve como manual de instrucciones para que el ARNm humano copie la parte en la que se dice cómo fabricar la proteína Spike. “Una vez hecha la pieza de proteína, la célula descompone las instrucciones y se deshace de ellas”, explica la PAHO en este documento.