DILIGENCIA
Diligencia es sinónimo de rapidez; no obstante, esta palabra tiene otros sentidos: no sólo expresa prontitud, sino también atención, alegre actividad. Se deriva del latín, de un verbo que significa “amar”. De todo lo cual resulta que la virtud de la diligencia consiste en apreciar el trabajo, ejecutarlo con ánimo, alegremente y lo mejor posible.
En conclusión, de este valor podemos decir: dichosos los que pueden dirigirse al eterno descanso con la tranquilidad de haber cumplido, y cumplido bien, la obra de su vida.
PACIENCIA
La virtud de la paciencia es la que nos permite soportar las enfermedades, afrontar los obstáculos o llevar a término un trabajo difícil. Por lo tanto, requiere prolongados y costosos esfuerzos. Ser paciente es conservar el dominio sobre sí mismo; sin embargo, no significa callar ante una injusticia.
PERSEVERANCIA
Esta virtud es la que hace posible el desarrollo de todas las anteriores.
Cuando se ejerce la tenacidad a propósito del error o del mal, eso se llama obstinación. Sólo puede llamarse perseverancia desde el momento en que su objeto es el bien.
La perseverancia y la paciencia generalmente van juntas si se quiere conseguir el éxito en los trabajos que se realizan o para el desarrollo de las demás virtudes. El hombre no debes ceder al cansancio que todo mundo experimenta para progresar en la virtud.
Con información de
“Las pequeñas virtudes del hogar” (1960), de Georges Chevrot
TEMA DE LA SEMANA: PEQUEÑAS VIRTUDES QUE HACEN GRANDE A LA FAMILIA
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 31 de octubre de 2021 No. 1373