Tomás Moro, santo patrono de los políticos católicos, nació en Inglaterra en 1477, estudió la carrera de leyes en la Universidad de Oxford, fue miembro del Parlamento británico y canciller de Inglaterra.

Cuando Enrique VIII pretendió que el Papa declarara nulo su matrimonio con Catalina de Aragón a fin de casarse con su amante Ana Bolena, y no lo logró, se declaró a sí mismo cabeza de la Iglesia en Inglaterra. A diferencia de otros políticos, santo Tomás Moro no sólo no apoyó al rey, sino que hasta renunció a su cargo como protesta. El monarca declaró que los que no lo aceptaran como verdadera autoridad de la Iglesia debían ser acusados de alta traición, por lo que el santo fue encarcelado y decapitado en 1535.

Tomás Moro fue, además de un piadoso cristiano, un humanista intelectual, escritor de varios libros, siendo “Utopía” el más famoso de ellos.

Era un enemigo de la injusticia que cometen los ricos y los funcionarios del gobierno contra los pobres y los desprotegidos.

Además, se adelantó en siglos a la promoción de la mujer, comenzando por la educación de sus hijas, a las cuales dio una instrucción equivalente a la universitaria de su tiempo.

Con frecuencia invitaba a gente pobre a comer a su mesa, y rara vez invitaba a los ricos.

Imagen: El encuentro de sir Tomás Moro con su hija tras su sentencia de muerte (The meeting of Sir Thomas More with his daughter after his sentence of death), por William Frederick Yeames (1872).

TEMA DE LA SEMANA: ¿SE PUEDE LIDERAR A UN PUEBLO SIN RENUNCIAR A LA FE?

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 7 de noviembre de 2021 No. 1374

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