Breve historia de estos versos de santa Teresa de Jesús

Teresa Sánchez de Cepeda (1515-1582) y Ahumada, también conocida como Teresa de Ávila por haber nacido en esa ciudad española, o Teresa de Jesús, que es el nombre con que hizo su profesión religiosa como carmelita, es una de las más sobresalientes figuras de la literatura mística. Además de sus tratados espirituales y libros autobiográficos sobre su vida y fundaciones de conventos, santa Teresa escribió una buena cantidad de poemas, todos ellos sinceros y frescos, en los que se traslucen las experiencias místicas que Dios le concedió.

Sus dos poemas más famosos son “Vivo sin vivir en mí” y “Nada te turbe”. Este último, que muchos podrían pensar que escribió con la deliberada intención de motivar, en medio de las dificultades de la vida, a algún conocido suyo en particular, o a las personas en general, en realidad comenzó como un poema que estaba dirigiendo, en primera instancia, a sí misma.

En efecto, santa Teresa a nadie hablaba de “tú”, ni siquiera a familiares o amigos, sino sólo a sí misma. Entonces ella tutea en este poema a esa Teresa que habita en su interior, la que busca y encuentra a Dios. Por ello es capaz de desdoblarse y mantener una conversación entre la Teresa física y la Teresa espiritual que habita dentro de ella. Y en estos versos la santa resume toda la acción que puede realizar Dios en una persona que ha confiado el Él.

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda.

La paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
nada le falta.

Id, pues, bienes
del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.

TEMA DE LA SEMANA: NUEVE LÍNEAS, UN POEMA, UNA ORACIÓN ETERNA

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de diciembre de 2021 No. 1378

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