Los niños son maravillosos, el reto de los padres es cuidarlos y llenarlos de afecto, valores, cuidados espirituales y por supuesto, cuidados materiales, sin embargo, ¿qué pasa cuando nos excedemos en atención material?, ¿qué riesgos se corren cuando los pequeños de la casa tienen en demasía?

Por Mary Velázquez Dorantes

En esta edición hablaremos del síndrome del niño hiperregalado y los efectos que produce el exceso material en la infancia. Quizás habrás notado que tu pequeño se ha vuelto más egoísta, o quizás es más caprichoso, de pronto hace rabietas incontrolables en público, es más parco en sus relaciones sociales, y quizás te preguntes por qué si lo tiene todo: atención, afecto, cariño y obviamente bienes.

Aquí radica el problema los niños que tienen en demasía, están sufriendo con necesidades irreales y poco objetivas, probablemente lo que se requiera es de tiempo para jugar con ellos y no más juguetes, dado que este síndrome ataca toda la estructura familiar, porque los niños y las niñas terminan enfrentándose a un huracán de consumo que provoca otros vacíos al interior de la familia.

¿POR QUÉ HACE TANTO DAÑO?

Qué podría tener de malo que nuestros hijos tuvieran toda la colección de muñecos o carritos, qué de provocador puede ser que los niños en casa tenga dos o más objetos parecidos, en una realidad de consumo aparentemente nada, sin embargo, estudios recientes en la psicología infantil han demostrado que los niños contemporáneos tienen un efecto de insuficiente por los objetos o regalos que reciben, al tener tantos se produce una ola de insatisfacción en ellos que borra la ilusión por apreciar un solo objeto.

La abundancia de juguetes, ropa o videojuegos está generado que los infantes tengan muchas dificultades para socializar e incluso mostrar sus afectos. Las rabietas constantes son el principal síntoma de este síndrome y son la respuesta a su escala de frustración. Mientras que por parte de los padres se genera una culpa enorme, que se ve saboteada por el exceso de objetos, cuando en realidad lo que el niño quiere es un espacio donde sus padres puedan jugar con él, les brinden atención, aprecien su presencia y aplaudan sus logros.

¿CÓMO GESTIONAR AL NIÑO Y SUS OBJETOS?

Es habitual que los padres puedan caer en la trampa del exceso, y que los niños empiecen a cambiar, porque pareciera que esta es una nueva realidad, no obstante, la tarea más importante es aprender a gestionar el tiempo que pasas con tú hijo y cómo se relaciona con los objetos que le entregas.

Cuando se llega a un equilibro el niño descubrirá y valorará el regalo, pero además empezará a apreciar el esfuerzo de los padres para poder entregarles dicho regalo.

La clave está en el tiempo que como padres pasamos con nuestros hijos, quizás sean veinte minutos, pero en ese tiempo armaron un juego de roles, descubrieron algo, se admiraron de una sorpresa juntos, cuando esto sucede el niño deja de ser caprichoso, muestra afectos con abrazos y sonrisas, es menos hostil, se involucra en las tareas familiares, y sobretodo sabe que cuenta con sus padres.

DEL CAPRICHO A LA TRANQUILIDAD

Los psicólogos afirman que 5 de cada 10 niños en el mundo están en terapia por falta de autocontrol, y que los padres también forman parte de dicha terapia porque no saber qué hacer con ellos.

La respuesta de los expertos es una terapia emocional y no de consumo, ayudar al niño pero también a los padres a pasar del capricho y la rabieta a la tranquilidad, es un fenómeno llamado medicina emocional, donde los padres alimentan la ilusión, la creatividad, el juego con lo que ya se tiene en objetos para su hijo.

Jugar más y comprar menos es la gran respuesta, porque el niño que padece el síndrome de hiperregalado crecerá en objetos pero tendrá grandes vacíos, sin embargo, si la formula se invierte y el niño tiene menos objetos pero mayor tiempo con sus padres la alegría, la diversión y la vida emocional darán un giro inesperado al equilibrio de sus conductas.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de febrero de 2022 No. 1387

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