Por Mary Velázquez Dorantes

Estamos viviendo un nuevo tiempo, con nuevas formas de familia, con nuevos contextos para la crianza de los hijos y las relaciones entre padres. La mirilla esta puesta sobre las nuevas generaciones, sus formas de adaptarse a la vida y cómo es que los padres cumplen su rol de formadores. Los expertos han puesto categorías descriptivas a estas nuevas relaciones de formación social y familiar, mientras que se destaca una con especial énfasis en los padres: “Padres de algodón”, aquellos que evitan que las situaciones de la vida – incluso las cotidianas- se vuelva desagradables u hostiles para sus hijos; es una forma de sobreprotección donde los hijos se presentan como frágiles o de cristal, y para la cual requieren siempre la sombra protectora de mamá o papá. ¿Cómo identificar si somos este tipo de padres? ¿Cuáles son los riesgos de esta forma de crianza?

LAS ALERTAS

Sabemos que la tarea de criar hijos resulta desafiante, los padres y los hijos están dispuestos a sobrevivir a este desafío, sin embargo, si colocas un alto para empezar a observar cómo estas formando a tus hijos, y detectas actos como ayudarles de forma constante a que no se enfaden, que no hagan tareas solos, que no cumplan con obligaciones en casa, que sean hiperregalados, que busques no se enfrenten a las frustraciones de la vida y que les permitas ser exigentes en todos los escenarios ¡ten cuidado! Seguramente estás siendo un padre de algodón, porque aunque el amor y la protección son esenciales en la vida de los hijos, la sobreprotección es tan dañina como el abandono emocional. La balanza y el equilibrio siempre son indispensables, así que comienza a visualizar cómo ciertos actos de crianza pueden ser motores para que en la vida adulta tus hijos sean tan vulnerables y frágiles.

Y MIS HIJOS, ¿CÓMO SON?

Si bien las generaciones han cambiado, esto ha sido producto de una nueva percepción de educación en ellos, y los padres aquí tienen un rol determinante. Estas generaciones comienzan a presentar características comunes y permanentes, tales como: depresión con facilidad, quieren que los adultos tomen decisiones por ellos, son desesperados y ansiosos, no les gusta esperar; si la situación a la que se enfrentan no resulta como la imaginaron se desmotiva. No perseveran y evitan a toda costa los procesos, buscan ser rápidos e inmediatos y, ante cualquier deber u obligación, buscan ser premiados. Por ello son llamados “hijos de cristal”.

¿POR QUÉ SON ASÍ?

Los expertos en familia, psicología familiar y pedagogía de la formación han descubierto que estos padres e hijos suelen convertirse en algodón y cristal porque observan al mundo muy peligroso, desafiante y competitivo. Algunos de los padres quizás sintieron en su infancia la necesidad de ser protegidos o sintieron una huella de abandono que ahora los coloca en una posición de sobreprotección. Las consecuencias de continuar criando hijos con sobreprotección es dejar en ellos limitantes para no resolver problemas, no saber qué hacer en situaciones difíciles y evitar que sean autónomos. Ver a los hijos como débiles los puede convertir en vulnerables para el mundo futuro.

CONSEJOS PARA NO CAER EN ESTA SITUACIÓN

  • Establece límites sanos
  • Da apoyo emocional en experiencias negativas
  • Coloca deberes en casa que sean adecuados a su edad
  • Muéstrale valores morales y valores espirituales
  • Enséñale a compartir tiempo con personas necesitadas
  • Establece una comunicación clara pero firme
  • Ayúdalos a tender sentido común para tomar decisiones
  • Dales seguridad y apoyo, permitiendo descubran la realidad por sí solos.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de febrero de 2024 No. 1491

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