La Secretaria General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (SEGECEM) tiene una nueva administración. Mons. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y nuevo Secretario General de la CEM, habla en entrevista sobre las expectativas de trabajo del organismo colegial de los obispos en el área pastoral-social y las actividades que continuarán para el año 2022.
Por Sergio Estrada
-Monseñor, ¿cuáles son las expectativas de la CEM para el 2022?
Una de las situaciones que están bastantes claras es la dificultad que se tiene en estos momentos tan difíciles de la historia. Todos los obispos estamos conscientes del cambio de época en el que estamos, al que nombra su santidad Benedicto XVI como: “La dictadura del relativismo”. Bajo esa perspectiva, y de lo que el Papa nos pidió cuando vino a México: “sería oportuno un plan de pastoral bastante claro y que pueda iluminar a todas las diócesis”, los obispos respondimos a esta solicitud con el “Proyecto Global de Pastoral PGP”, que es lo que marca y determina el trabajo pastoral para 2031-2033. Es un proyecto a largo tiempo que nos va preparando para responder a los desafíos históricos que vivimos, y que nos prepara para la celebración de estos dos acontecimientos tan importantes que son: los 500 años de la aparición de nuestra Madre Santísima de Guadalupe y los 2000 años de la redención 2031-2033. Este PGP es lo que esta inspirando el trabajo pastoral de todas las diócesis y se está poniendo una base para las labores pastorales.
-A nivel social, ¿cómo ve los temas?
Estamos muy preocupados. Como secretario intento dar una respuesta. Estamos viviendo una crisis y todos nos damos cuenta de ello. Una crisis social y política ahora que ya se acercan las elecciones empieza una efervescencia, una crisis ética y religiosa. Eso preocupa y se están buscando los caminos para tratar de solucionar, y por ellos el trabajo que descargamos en las comisiones episcopales, que son ocho, desde el fruto de la estructura de la conferencia episcopal.
-¿Cómo recibe la SEGECEM?
Hay mucho trabajo, y personalmente fue una sorpresa la elección de su servidor en la SEGECEM, porque normalmente esta es la función que debe desempeñar un obispo auxiliar de tiempo completo, pero la mano de Dios se manifestó y fui elegido; ya no soy joven y tengo la misión de ser obispo de Cuernavaca.
-¿Habrá eventos importantes convocados por la CEM que se llevarán a cabo este año?
Se llevará a cabo la asamblea de abril, es sumamente importante, porque será de todo el país; todas las diócesis estarán representes. Es un acontecimiento y va ser la primera de diferentes asambleas, se está abriendo paso y se considera como algo que traerá muchos beneficios.
-De la pasada administración, ¿hay trabajos a retomar?
Sí, sobre todo en dos áreas muy importantes en la administración de la secretaria anterior: historia de arte y archivos. Es muy importante la realidad de los archivos y se ha trabajado bastante para que, quienes están al frente, sean eficientes en el servicio que tienen que prestar. También se va continuar con historia-arte en cuanto a la relación que se tiene con instituciones como el INAH, y esto se le ha pedido al decano de historia de la Universidad Pontificia de México, el P. Carlos, quien ya ha sido nombrado formalmente encargado de este sector.
También está el observatorio de la CEM y ahora se ha pedido al P. Mario Ángel Flores, exrector de la UPM, para que nos ayude. La función del observatorio es tener en las manos el ritmo del país en cuestiones migratorias, las crisis en las que nos encontramos, las caravanas, las prácticas religiosas.
-¿Cuáles son ahora los trabajos urgentes a seguir?
Hay bastantes trabajos urgentes, entre ellos esta: atender el fenómeno de la migración y otras respuestas urgentes que ya están en los programas para analizar y profundizar, como la violencia en algunos estados del país que nos tiene tan preocupados. Ese proceso de paz ya lo estaba llevando Mons. Carlos Garfias, pero desafortunadamente se enfermó. Y se ha tenido que turnar al vicepresidente de la conferencia episcopal, el Arzobispo de Mérida, Yucatán, Mons. Gustavo Rodríguez.
Foto: Vatican News