Desde la fe
Todo comenzó con una bella devoción conocida como “Los treinta días a María”, que en el siglo XVII se celebraba entre agosto y septiembre.
Durante siglos, la Iglesia Católica ha dedicado todo el mes de mayo para honrar a la Virgen María, la Madre de Dios y Madre nuestra.
Esta bella tradición surgió de una devoción católica del siglo XVII conocida como “Los treinta días a María”, que entonces se celebraba, no en mayo, sino del 15 de agosto al 15 de septiembre.
Para el siglo XIX, “Los treinta días a María” ya se celebraban en mayo, pues es un mes al que se le relaciona con la fertilidad y con el hecho de que las flores lucen en todo su esplendor. Incluso, se contaba con devociones especiales en honor a la Virgen María, organizadas para cada día del mes.
Actualmente, las formas en que María es venerada y honrada durante mayo son tan variadas como las personas que lo hacen. Por ejemplo, es común que las parroquias tengan el rezo diario del Santo Rosario y muchas colocan bellos altares con una imagen de nuestra Madre del Cielo.
Además, está la tradición de coronar a la Virgen, costumbre conocida como “Coronación de mayo”. Por lo regular, estas coronas están hechas de hermosas flores que representan la belleza y las virtudes de María, y también es un recordatorio a los fieles para esforzarse en imitarlas. Esta coronación es, en algunas regiones, una gran celebración.
Sin embargo, estas actividades no solo son para realizarse en los templos; también las podemos hacer en nuestros hogares para que, como familia, podamos participar de este bello homenaje a nuestra Madre.
Aprovechemos el mes de mayo para darle un lugar especial a María con esta antigua tradición en la Iglesia. Démosle gracias por ser nuestra Madre, la Madre de todo el mundo, y porque se preocupa por todos nosotros, intercediendo incluso en los asuntos más pequeños de nuestra vida.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 8 de mayo de 2022 No. 1400