Es momento de atesorar la paz en nuestro corazón, que se convierta en una convicción de vida
Por Angelo De Simone
¿Cuántas veces no te has imaginado el futuro como una gran carga que causa angustia y miedo? Una de las claves para luchar contra esta tentación de la incertidumbre es vivir plenamente el momento presente, repitiéndonos con fuerza que “Hoy viviré la paz de Dios”.
Juan XXIII, mejor conocido como el papa bueno, tenía uno de los métodos más magníficos para combatir las preocupaciones y los temores, El decálogo de la serenidad “Sólo por hoy”.
Sólo por hoy, trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
Sólo por hoy, tendré el máximo cuidado con mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
Sólo por hoy, seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
Sólo por hoy, me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que nadie se entere.
Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpla al pie de la letra, pero al menos combatiré estas dos grandes calamidades: la prisa y la indecisión.
Sólo por hoy creeré firmemente – aunque las circunstancias demuestren lo contrario – que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.
Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar lo que es bello y de creer en la bondad.
Debemos ver siempre las dificultades con los ojos de la fe, teniendo la convicción de que, en un día futuro, todas las problemáticas tendrán un tinte anecdótico y salvífico, más que angustioso y martirizante, como nos recordaba Charles Chaplin: ‘’De cerca, todo se ve como una tragedia, pero visto de lejos, todo se convierte en comedia”.
Es momento de atesorar la paz en nuestro corazón, que se convierta en una convicción de vida, no importa cuando doloroso sea el camino ni cuan fuerte sea la tormenta que vives, hoy Dios quiere serenar tu corazón y pedirte: “Sólo por hoy hijo mío, disfruta de mi compañía y déjame llenarte con mi paz”.
Que Dios nos ayude a confiar en su providencia, dejando el pasado en manos de la divina misericordia, el presente en manos del divino amor y el futuro en manos de la divina providencia.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 24 de julio de 2022 No. 1411