Por Raúl Espinoza Aguilera
Ya estamos en septiembre, el mes dedicado a la Patria. Todos recordamos aquellos lunes en que en el colegio se realizaban los Honores a la Bandera y cantábamos el Himno Nacional. Esto se hacía con el fin de fomentarnos el amor patrio.
Pero, ¿qué es la Patria? Es el lugar, ciudad o país donde se ha nacido, que abarca todas sus cosas materiales e inmateriales; su gente, su folklore, sus costumbres, así como su historia pasada y presente.
Los ciudadanos patriotas cuidan del bien común; buscan ayudarse fraternalmente y de tener espíritu solidario y de servicio para abocarse a las necesidades materiales y espirituales de sus connacionales, migrantes e inmigrantes.
Ayudar sin recibir nada a cambio
En lo personal, me sorprende cómo en México han proliferado las asociaciones con fines filantrópicos por toda la geografía nacional que -sin recibir nada a cambio- buscan atender las necesidades de los mexicanos. Por ejemplo, “VIFAC” (VIDA Y FAMILIA, A.C.) que presta una ayuda invaluable a las madres solteras.
Tienen sus albergues por muchas ciudades del país y las jóvenes al ingresar, se encuentran en un ambiente de hogar porque son tratadas con afecto y cariño. Reciben alimentación, atención médica, formación en valores y virtudes.
En definitiva, se les enseña a que amen y aprecien la vida humana desde el momento de la concepción hasta su muerte natural.
De igual forma, se les anima a que aprendan computación, corte y confección, las habilidades necesarias para trabajar en un salón de belleza, cocina y repostería, etc., todo ello con el objetivo de que aprendan a valerse económicamente por sí mismas.
He sido testigo de cómo pasados algunos meses, se despiden felices de esos albergues con sus bebés, muy agradecidas por toda la formación y atenciones que recibieron.
Otra asociación que conozco es “M. A. S.” (Medicina y Asistencia Social). Son un grupo de médicos que voluntariamente se unen para operar de cataratas en zonas rurales. Por supuesto que a los pacientes no se les cobra nada porque son personas que viven en extrema pobreza. Algunos bajan de la sierra de Oaxaca o de Guerrero, y otros muchos, de diversos lugares con la esperanza de poder ver.
Me conmovió el caso de un anciano que vivía en un apartado pueblo de Oaxaca. Tenía cataratas en ambos ojos. Su hija, que se enteró de la existencia de esta institución filantrópica, fue a avisarle a su padre que se animara a operarse. Así que el anciano se trasladó en camión, desde la sierra. A continuación, fue operado y vio con un ojo.
Un año después, volvió a bajar de ese pueblito de Oaxaca y se le operó del otro ojo. Cuando ya pudo ver en plenitud, estaba feliz y emocionado. Antes de retirarse, los médicos le pidieron que rezara por esta Institución, ya que funciona a base de donativos.
Otra Institución de Asistencia Privada se llama “Fundación Educa, A. C.” y tiene el objetivo de orientar en la educación Integral y de calidad para los niños de México. De igual forma, “Fundación Becar, I. A. P.” busca apoyar económicamente a niños y jóvenes que requieren de recursos para realizar sus estudios.
“Redes” (Restitución de Derechos Sociales, A. C.) tiene como objetivo brindar un acompañamiento integral para las personas que necesitan de asesoría jurídica, psicológica y trabajo social. También hay fundaciones que se ocupan de niños ciegos o sordomudos. Lo mismo instituciones que se centran en colaborar para que las personas de la tercera edad tengan una mejor alimentación y atención médica y un largo etcétera.
En la medida que me fui enterando de la enorme cantidad de instituciones filantrópicas y de ayuda social que funcionan en nuestro país, sin afanes de lucro, porque la gran mayoría de ellas funcionan a base de apoyos económicos de los mismos mexicanos, no salía de mi asombro y admiración del corazón generoso de miles o quizá millones de personas.
Llegué a la conclusión de que somos una gran nación integrada por ciudadanos que se ocupan del bien común y desean trabajar por un México mejor y que demuestran con hechos su amor a la Patria.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de septiembre de 2022 No. 1417