Por Monseñor Joaquín Antonio Peñalosa

En la ajetreada calle de Tacuba, número 48, entre el bullicioso comercio cuasi ambulante, se encuentra perdida e ignorada la casa donde vivió y murió el poeta Francisco González Bocanegra.

Nuestro Himno Nacional es hijo de dos padres: del potosino Francisco González Bocanegra que inventó la letra en 1853 y del español Jaime Nunó, autor de la música que compuso en 1854. El Himno Nacional se cantó por primera vez, en su gallarda conjunción de letra y música, en el Teatro de Santa-Anna, después Teatro Nacional, el 15 de septiembre de 1854.

Gracias al empeño del artista y escritor mexicano Salvador Moreno, las autoridades del pequeño pueblo llamado San Juan de las Abadesas -en la provincia catalana de Gerona-, compraron la casa donde nació Nunó, la restauraron conforme a la época y la siguen conservando con el mayor decoro y orgullo.

En cambio, la casa donde González Bocanegra compuso la letra del Himno -calle de Tacuba, número 48, de la Ciudad de México-, sufre el más completo abandono, no obstante que se han levantado nobles y frecuentes voces para denunciar el imperdonable olvido histórico y aún la indiferencia artística ante una finca cuya fachada es digna de admiración. Doble pecado de omisión contra la historia y contra el arte arquitectónico. En lo que fue el zaguán de la casa que pertenecía a los entonces inminentes suegros del poeta potosino, en una de cuyas habitaciones lo encerró su novia para obligarlo amorosamente a escribir el Himno, se abre ahora una prosaica zapatería con el previsible mal gusto del toldo y del anuncio publicitario, efectivamente pedestre: “A sus pies solo calidad, moda y elegancia”.

Al lado de la zapatería, como para poner más negro a lo negro, se localiza una olorienta lonchería que apenas deja acceso para pasar al patio de la casa. Una casa de viviendas hacinadas, una casa húmeda, deteriorada y nostálgica. ¿“La casa de los espíritus”?

Mientras los españoles, conscientes de la importancia histórica, rescatan y cuidan la casa donde nació un conciudadano suyo que inventaría la música para un himno extranjero; los mexicanos, sin memoria ni gratitud -sus autoridades civiles, culturales, artísticas- no rescatan ni cuidan la casa donde un mexicano escribió la letra del himno patrio.

Artículo publicado en El Sol de San Luis en 1988, bajo el título de “La casa de Francisco González Bocanegra”.

 

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 3 de septiembre de 2023 No. 1469

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