Cuando se habla de desastres naturales, la gente llega a pensar: “Aquí nunca pasa nada”, pero en realidad pueden suceder en el lugar menos pensado.
En Querétaro, por ejemplo, se tiene la idea de que no tiembla; pero el Centro de Geociencias de la UNAM señala que los sismos ocurren con cierta frecuencia en el estado, por lo que ya se creó la Red Sísmica Permanente de Querétaro. Por otro, las inundaciones no son tan raras.
Si una familia elabora y ensaya un plan para enfrentar contingencias, no pierde nada pero sí puede ganar mucho.
Como dice el Centro Nacional de Prevención de Desastres: “En las emergencias sobreviven los más preparados, no los más fuertes”.
Por dónde empezar
Hay que iniciar con una junta de todos los miembros de la familia, incluyendo a niños, adultos mayores y discapacitados, pues dentro de sus posibilidades, deben conocer qué hacer en caso de una emergencia. Todos pueden aportar ideas y señalar pros y contras.
Hacer el plan consistirá básicamente en estos pasos:
Paso 1: Detectar y reducir riesgos
Hay que revisar el estado de la construcción de la casa (tejas o láminas sueltas, bardas sin soporte suficiente, azoteas con sobrepeso, bajadas de agua obstruidas, etc.), viendo qué se puede hacer para mejorar su condición. Para caso de sismos, identificar dónde hay trabes, columnas y muros de carga, pues son los lugares de menor riesgo.
Revisar periódicamente las instalaciones de agua, electricidad y gas; por ejemplo, verificar que las llaves de paso del gas estacionario o del tinaco no estén pegadas por salitre u óxido, a fin de que puedan ser cerradas fácilmente.
Considerar el mobiliario que pudiera caerse (libreros, alacenas, etc.) y fijarlo a la pared (con taquetes y tornillos); cambiar de lugar todo lo que dificultaría salir rápidamente (mesas, macetas, etc.).
También hay que detectar los peligros cercanos a la vivienda, tales como postes, transformadores, cables, anuncios espectaculares, marquesinas, etc., para saber a dónde no acercarse durante una inundación, un tormenta o huracán, un temblor, etc.
Paso 2: Acuerdos para la evacuación
Se debe instruir a toda la familia sobre cómo cerrar el gas y desconectar la electricidad, pues aunque debe haber un encargado específico para hacer cada una de estas cosas en caso de emergencia, esa persona podrían no hallarse presentes en dicho momento.
También debe haber un encargado de los bebés o niños, o de los adultos mayores, o de los discapacitados, o de las mascotas, para sacarlos a tiempo. Donde hay riesgo de inundaciones severas, considerar invertir en chalecos salvavidas.
Si la casa es de una planta y el plan es desalojarla de inmediato, cada quién debe saber cuál es su función en la evacuación. Lo ideal es tener mochilas de emergencia ya listas cerca de la puerta para jalarlas al paso.
Si la casa es de dos pisos, planear cómo acomodar todo y a todos en la planta alta en caso de inundación. Y, en caso de temblor, si la familia se hallara arriba, evaluar si es prudente bajar la escalera para tratar de salir, o mejor permanecer en el sitio acomodándose en rincones donde haya columnas y trabes, o tumbándose al lado de camas, cajoneras o sillones para formar el “triángulo de la vida”.
Toda la familia debe conocer un punto de encuentro por si alguien no está en casa al momento de la contingencia y después no se puede volver por causa de incendios, derrumbes u otros impedimentos. El punto de encuentro puede ser una plaza, un estacionamiento, el domicilio de otro familiar o de un conocido.
Paso 3: Simulacro
Requiere hacerse al menos un ensayo de lo acordado, simulando que inicia un evento catastrófico. Esto reafirmará los puntos del plan y servirá, en su caso, para mejorarlo. Cronometrar los segundos que se requieren para evacuar a personas y mascotas y/o colocarse en los sitios de mayor seguridad ayudará a evaluar qué cosas hay que corregir.
Paso 4: El momento
Una cosa es planear qué hacer y otra cosa es experimentar la realidad de un desastre natural. Hay que esforzarse por guardar la cordura, pero actuar de inmediato siguiendo el plan familiar.
Pasado el evento, usar las líneas telefónicas sólo para emergencias, revisar la condición de la casa, no encender cerillos o velas por si hubiera fugas de gas cercanas, y asegurarse, antes de usarla, de que el agua de la llave es potable.
TEMA DE LA SEMANA: «¿QUÉ HACER FRENTE A LOS DESASTRES NATURALES?”
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 28 de agosto de 2022 No. 1416