Por Rodrigo Guerra
Jaloneado por los “benevacantistas” que desconocen al Papa Francisco y por los críticos anti-ratzingerianos que no acogen la misteriosa y providencial asistencia del Espíritu Santo a la Iglesia a través de cada pontífice, el querido Benedicto XVI muere para encontrarse con la presencia, con el Acontecimiento vivo, al que consagró toda su vida. Los juegos y rejuegos de poder serán eclipsados por la paternidad de este buen Papa que nos ayudó a redescubrir lo esencial: Jesucristo es contemporáneo y no nos abandona nunca.
Tuve diversos encuentros con él atraves de los años. Me invitó a ser miembro de la Pontificia Academia por la Vida, al Consejo Pontificio Justicia y Paz y a colaborar en algunos proyectos pequeñitos.
En el año 2008 tuve oportunidad de conversar con él sobre el Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV). Le expliqué nuestra misión, nuestra visión y los temas principales de nuestra actividad académica… Me escuchó con gran paciencia, sonrió, y dijo algo súper breve que nos iluminó de manera decisiva en nuestro camino personal y comunitario: “todo esta muy bien. Solo tengan cuidado de no volverse reaccionarios”.
En efecto, la pasión por la verdad vivida en el terreno de la filosofía, la bioética, la familia, la libertad religiosa y temas conexos, fácilmente se sumerge en la lógica de la acción por reacción, perdiendo todo su espíritu verdaderamente cristiano, dialogante y misionero.
Hoy damos gracias a Dios por este padre, amigo y maestro que nos educó el corazón y nos preparó misteriosamente para abrazar a su Sucesor con agradecimiento, espíritu de fe y afecto sincero.
Benedicto XVI: descansa en paz.
Publicado originalmente en https://www.facebook.com/rodrigo.guerralopez