Por P. Prisciliano Hernández Chávez, CORC.
Juan Bautista está en la oscuridad de una mazmorra; además parece una contradicción de su visión del Mesías que tiene el bieldo en su mano y que bautizará con fuego y Espíritu Santo, es decir, su visión del Mesías como hombre poderoso; sin embargo, Dios se hace cercano como Mesías humilde, que cura a los ciegos, alivia el oído de los sordos, da el habla al mudo, hace caminar al paralítico; todos son invitados a la Nueva vida. Rezuma misericordia y perdón; come con los pecadores para restablecer la amistad y la comunión con Dios. Es paciente. No acelera los acontecimientos; aguarda los procesos, como lo señala el Apóstol Santiago (5, 7-10), esperar pacientemente la lluvia temprana o tardía; espera no ociosa, sino la que fortalece el corazón; por eso no precipitar nada. Este es el Mesías que no apaga la mecha que aún humea. Por eso ‘dichoso el que no se escandaliza de él’, hasta el escándalo grande del triunfo de la pasión y de su muerte en Cruz.
La respuesta de Jesús no es de palabras o teorías; sino de los hechos concretos anunciados por el profeta Isaías. Algo muy singular ‘a los pobres se les anuncia la Buena Nueva, el Evangelio (Mat 11, 2-11).
El Mesías ha venido para que tengamos una vida digna orientada a la fiesta que culmina el término de la vida, en la gloria, gozo sin fin.
Lo que propone Jesús el Mesías de Dios es la plena liberación del pecado limitador y de sus consecuencias traducidas en enfermedad, dolor y muerte.
En el fondo la enseñanza de Jesús a los pobres -porque todos lo somos en distinta manera- es la enseñanza del perdón, de la misericordia, de la ternura. Nunca ha estado tan cerca la caricia de Dios que nos abraza.
Los que proponen un cristianismo de violencia o vociferan en favor de una tradición de formas con alma neofarisea, están lejos de este Mesías-Cristo, que es ‘manso y humilde de corazón’; que libera de las cargas y es el ‘Sabat’,-el Sábado- el Descanso, enseñanza que escandalizó Jacob Neusner en su obra un ‘Rabino habla con Jesús’; lo admira porque Jesús es un gran conocedor de la Torá; Neusner es amigo de protestantes, católicos y ortodoxos; que reconoce que Jesús es un Rabino avanzado, pero no puede aceptar ‘que el hijo del hombre es ahora el sábado de Israel’ (sic), porque en último término Dios mismo es el Sabat. Con esto Jesús se hace Dios; por eso no puede convertirse; respeta su enseñanza coherente como gran Maestro, pero discrepa en este punto.
Erich Fromm de la cultura de violencia que señala la decadencia de la sociedad moderna; tanta agresividad, tanta destrucción, tanta violencia, impide el crecimiento de las personas.
Jesús, el Mesías, nos invita a la paz, a la concordia, a ‘amar como Él’.
Necesitamos ser curados de la ceguera que infravalora a la persona humana; ser curados de nuestra invalidez para procurar y hacer el bien; ser curados de la sordera para escuchar el grito del inocente y de los hermanos, los humanos que sufren todo tipo de atropellos.
Seguir a Jesús ayer, hoy y mañana: ‘no amemos de palabra y con la boca sino con hechos y de verdad’ (1 Jn 3, 18).
‘El Amor, -sentencia san Agustín, es amar’; ‘obras son amores y no buenas razones’. A veces la fuerza se nos va por la boca.
El Mesías, interrogado en otro tiempo por los discípulos de Juan el Bautista y cuya respuesta hoy es la misma, ¿nos escandaliza?
Pues este es el Mesías de Dios, no otro. ‘Dichoso el que no se escandaliza de mí’.
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