Por P. Fernando Pascual

Una persona decide hacer el doctorado en biología. Saca una buena calificación. Se presenta a la universidad para enseñar su materia y obtiene la cátedra.

Un joven consulta y reflexiona durante semanas antes de escoger la carrera que va a estudiar. Un día toma la decisión, y se inscribe a la facultad de biología.

De esta manera, dos historias llegan a encontrarse en un mismo tiempo y lugar. El profesor que un día pidió la cátedra de biología está ahora ante decenas de alumnos que, en su momento, optaron por esa carrera.

En cierto sentido, los cientos de encuentros que ocurren a lo largo de nuestras vidas proceden de nuestras decisiones y de las decisiones de otros.

No solo se encuentran en el aula un profesor y un alumno. También se encuentran en la tienda un vendedor y un cliente, o en el hospital un médico y un paciente, o en el taller un mecánico y una persona necesitada de arreglos en su coche.

Lo que sorprende es que muchas de las decisiones que tomamos surgen desde la libertad, con su misteriosa indeterminación. No estaba escrito en ningún libro que hoy me encontraría en una óptica con esas tres personas concretas que ahora coincidimos gracias a nuestras decisiones.

Las decisiones tienen esa misteriosa fuerza: nos introducen en esa inmensa marea de proyectos humanos que se entrecruzan y se separan continuamente, con encuentros que parecen casuales (nadie los programó) y que ahora tienen una realidad ineliminable.

En el continuo caminar desde decisiones que nos acercan a otros seres humanos, podemos preguntarnos si, más allá de las “casualidades” y coincidencias, hay un designio de Dios que nos permite estar juntos, aunque sea por pocos minutos, en un autobús, un ascensor o una sala de espera.

El profesor de biología mira a sus alumnos mientras espera que tomen asiento y guarden silencio. Un alumno entra, con su deseo sincero de aprender. Durante unos minutos escuchará, junto a otros compañeros, lo que diga el profesor.

Luego, cuando el timbre señale el final de la clase, la mayoría saldrá para seguir su camino y tomar nuestras decisiones. Iniciarán así nuevos encuentros que, esperamos, sean para todos fuente de alegría y de enriquecimiento mutuo.

 

Imagen de Greg Montani en Pixabay


 

Por favor, síguenos y comparte: