Por José Ignacio Alemany Grau, obispo

Reflexión homilética del 25 de diciembre de 2022

En esta reflexión dominical compartiré simplemente unos pensamientos sueltos tomados de entre los cuatro esquemas con los que la liturgia celebra la fiesta de Navidad: la vigilia y los tres esquemas para las tres celebraciones que cada sacerdote puede hacer en este día grande.

La genealogía de hoy que pertenece a San Mateo y nos hace ver cómo Jesucristo, a través de su padre adoptivo san José, desciende de David:

«Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo».

En la vigilia de esta fiesta la liturgia nos invita a meditar, una vez más:

«Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros».

Esto nos ayuda a profundizar en el privilegio de María que es virgen antes, durante y después del parto.

El censo de decretado por el emperador

Es un momento providencial para que José y María se pongan en camino y de esta forma Jesús nazca en la «casa de pan», es decir, en Belén, el pueblecito de su antecesor el rey David.

El ángel de Dios trae la gran noticia para la humanidad y la descubre a unos sencillos pastores:

«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor».

Este es el momento cumbre en el que el cielo se abre a la tierra, entre los cantos de los ángeles, la simplicidad de los pastores y la ignorancia del mismo pueblo de Belén que se divierte en la noche en el reencuentro con sus familiares que han llegado por motivo del censo.

Los pastores ante el canto y llamada de los ángeles se dicen unos a otros con prontitud y docilidad:

«Vamos a Belén a ver eso que ha pasado y nos ha comunicado el Señor».

Fueron, vieron, contaron y se regresaron «dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído todo como les habían dicho», los ángeles.

El salmo 97 nos invita al gozo en esta Navidad:

«Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios… Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread, tocad… Aclamad al rey y Señor».

Evangelio de San Juan

El momento más importante del Evangelio de hoy es, sin duda, el primer capítulo de San Juan:

«En el principio existía el Verbo… Todo fue hecho por Él y sin Él no se hizo nada de cuanto existe».

El evangelista, después de aclararnos que Jesucristo es la luz del mundo y la Palabra que nos trae todo el mensaje de la divinidad, concreta así el momento de la encarnación:

«El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria que es la gloria del Hijo único del Padre lleno de gracia y de verdad».

  • Una de las cosas más maravillosas que nos ha traído el Verbo encarnado está en este versículo en el que quizá meditamos poco:

«A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios hijo único que está en el seno del Padre es quien nos lo ha dado a conocer».

Está claro. El conocimiento que tiene la Iglesia católica sobre la Santísima Trinidad le viene de la revelación que le ha hecho Jesucristo.

  • Con la liturgia pedimos a la Santísima Trinidad:

«Oh Dios que has iluminado esta noche santa con el nacimiento de Cristo, la luz verdadera, concédenos gozar en el cielo del esplendor de su gloria a quienes hemos experimentado la claridad de tu presencia en la tierra».

  • Amigos, un año más nos deseamos, ustedes y yo, una feliz navidad con Jesús y recordamos que Jesucristo es el primero en todo:

¡FELIZ NAVIDAD CON JESÚS!

 

Imagen de Rapolas en Pixabay


 

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