El dogma de la Maternidad Divina se refiere a que la Virgen María es verdadera Madre de Dios. Fue solemnemente definido por el Concilio de Efeso (año 431). Tiempo después, fue proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla.
El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió:
«Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema.»
El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:
«Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades» (Constitución Dogmática Lumen Gentium, 66)
El dogma de María Madre de Dios se basa en varios pasajes de la Biblia que hablan de la virginidad de María y de su relación con Jesús. Uno de los pasajes más conocidos es el de Lucas 1,35, donde se dice: «El ángel le dijo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño que vas a concebir será santo y será llamado Hijo de Dios»». Este pasaje muestra que Jesús es considerado el Hijo de Dios y que María es su madre.
Otro pasaje importante es Juan 19,26-27, donde Jesús, en la cruz, dice a su discípulo Juan: «Mujer, ahí tienes a tu hijo», y luego dice a Juan: «Ahí tienes a tu madre». Esto muestra que Jesús considera a María como su madre y que quiere que Juan la cuide y la proteja después de su muerte.
Además de estos pasajes, el dogma de María Madre de Dios también se basa en la tradición y en la enseñanza de la Iglesia. Desde muy temprano en la historia cristiana, María ha sido venerada como la Madre de Dios y ha sido objeto de gran devoción por parte de los cristianos.
A pesar de que el dogma de María Madre de Dios es aceptado por los católicos, hay algunos cristianos protestantes que no lo aceptan. Algunos argumentan que María no debe ser considerada divina ya que ella es simplemente una criatura humana y no Dios. Otros argumentan que el dogma de María Madre de Dios contradeciría el hecho de que Jesús es el único Dios y que nadie más puede ser considerado divino.
Sin embargo, la Iglesia Católica sostiene que el dogma de María Madre de Dios no contradeciría la divinidad de Jesús y que María no es considerada una diosa, sino simplemente la madre de Jesús, quien es Dios encarnado. Además, la Iglesia enseña que el dogma de María Madre de Dios es una parte importante de la fe cristiana y que su veneración es una expresión de amor y devoción hacia Jesús y hacia su madre, María.