Por el P. Justo López Melús (+)

Hay días que vas a desayunar y cada comensal te trae la noticia de algún terremoto. A veces dan ganas de gritarles: “Por favor: ¿hay alguna buena noticia que comunicar? Se nos va a indigestar el desayuno”. Porque es un poco exagerado el cine de aquel director andaluz: “to’er mundo é güeno”, pero tampoco es verdad aquello de que “to’er mundo anda mosqueao”.

Los andaluces nos dan ejemplo. Siempre supieron echar un pellizco de gracia a las letanías de sus males. Como aquel personaje de Muñoz Seca que, si no podía reír por lo menos pedía perdón. “Mi madre está con el tifus, / mi mujer con pulmonía, / mis hijos con la gangrena… / Perdonen que no me ría”.

Hasta la muerte la tratan con su gota de humor: “La vida es un mal asunto, / porque a lo mejor te acuestas / y te levantas difunto”.

Y aquellos otros versos: “Que bonito es un entierro / Con su cajita de pino / y su muertecito adentro”.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 15 de enero de 2023 No. 1436

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