Por Jaime septién
En El Observador del primer día de 2023 publicamos en su versión completa el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz. Tras de recordar que apenas estamos saliendo del túnel del Covid-19, el pontífice argentino dice en el párrafo que yo considero central de su mensaje:
“Podemos decir que la mayor lección que nos deja en herencia el COVID-19 es la conciencia de que todos nos necesitamos; de que nuestro mayor tesoro, aunque también el más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra filiación divina común, y de que nadie puede salvarse solo”.
Si meditamos estas palabras –y otras muchas que contiene esta particular Jornada en la que también recordamos a María como Reina de la Paz—nos daremos cuenta cabal que es el contenido del Evangelio: Jesús nos pide construir la paz mediante la solidaridad. Con un corazón humilde, jamás un corazón apocado o resignado, somos obligados a ser artífices de un mundo nuevo, pues, como dice el Papa, “estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión”.
Mauriac pensaba que “la pobreza es un estado del alma”. Que Dios, en su infinita misericordia, nos haga mirar la realidad este año con un alma pobre. Solo así podremos “caminar juntos” hacia la patria celestial.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 1 de enero de 2023 No. 1434