Por Rodrigo Guerra López*

El XL viaje apostólico del Papa Francisco se ha realizado del 31 de enero al 5 de febrero de 2023. Para quienes vivimos atrapados en la cultura del espectáculo, los dos países escogidos resultan de lo más extraño: República Democrática del Congo (RDC) y Sudán del Sur. Por lo general no sabemos su localización geográfica precisa, no conocemos su historia y mucho menos su tamaño. Sin embargo, cuando se explora brevemente su perfil, no se puede permanecer indiferente.

El fruto amargo del colonialismo económico

La RDC es 3.4 veces más grande que Francia y tiene 100 millones de habitantes. Sudán del Sur es el país más “joven” del mundo. Existe desde el año 2011, posee un “índice de desarrollo humano” más bajo que el de Haití y territorialmente es dos veces más grande que Polonia con 15 millones de habitantes.

Ambos países se encuentran marcados por guerras intestinas, pobreza extrema, corrupción y explotación sin límites. Imposible resumir sus historias en pocas líneas. Sin embargo, una palabra del papa Francisco en Kinshasa nos ayuda a aproximarnos: “Tras el colonialismo político, se ha desatado un “colonialismo económico” igualmente esclavizador. (…) No podemos acostumbrarnos a la sangre que corre en este país desde hace décadas, causando millones de muertos sin que muchos lo sepan. Que se conozca lo que está pasando aquí”.

El horrendo caso de Bijoux

En la Nunciatura, Francisco escucha los testimonios de sobrevivientes de la violencia. Destaco uno: Bijoux Mukumbi Kamala. Cuando tenía 14 años fue secuestrada mientras iba a buscar agua al río. Un grupo de rebeldes la capturó a ella y a sus amigas, se las llevaron al bosque y cada uno eligió a la que prefería. Ella se convirtió en la esclava del comandante. “Me violó como a un animal. Luego lo hizo varias veces al día durante 19 meses. Era inútil gritar porque nadie podía oírme. Pude escapar con una amiga. Pero volví a casa embarazada de dos niñas gemelas que no sabrán nunca quién es su padre”.

Bijoux, y sus dos pequeñas hijas, se acercan al papa Francisco, quien las bendice y las consuela. Ella perdona públicamente a sus agresores. La escena es estremecedora. El papa Francisco comenta: “No hay palabras; solo llorar, permaneciendo en silencio. Bunia, Beni-Butembo, Goma, Masisi, Rutshuru, Bukavu, Uvira, lugares que los medios de comunicación internacionales no mencionan casi nunca. (…) Es la guerra desatada por una insaciable avidez de materias primas y de dinero, que alimenta una economía armada, la cual exige inestabilidad y corrupción. Qué escándalo y qué hipocresía: la gente es agredida y asesinada, mientras los negocios que causan violencia y muerte siguen prosperando”.

Petición reiterada, ¿más escuchada?

En Sudán del Sur las cosas también son cruentas. En 2019, Francisco recibió en el Vaticano al presidente y al líder opositor. En un hecho inédito, el papa rompió el protocolo, se arrodilló ante ellos y les besó los pies, implorandoles detener las violencias. Ahora en 2023, Francisco, acompañado de Justyn Welby, arzobispo anglicano de Canterbury, y del Reverendo Greenshields, moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, la petición se reitera. Hay que buscar la paz a tiempo y a destiempo, particularmente en las periferias olvidadas por el poder.

*Publicado en El Heraldo de México. Se publica con autorización del autor

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de febrero de 2023 No. 1440

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