Por Mario De Gasperín Gasperín, obispo emérito de Querétaro

No es mucho. Pero el primer paso es significativo y contiene en germen todo el camino por andar. La gloria de quien concluye la jornada estará siempre dependiendo de él. Me estoy refiriendo al primer paso del proceso de la sinodalidad, que ha emprendido la Iglesia, bajo la conducción del papa Francisco.

El Sínodo se inició el 10 de octubre de 2021, en san Pedro, y concluirá en 2024, con los resultados obtenidos de la escucha al pueblo santo de Dios, de haber discernido los contenidos de las propuestas a la luz de la Palabra de Dios, y de haber aquilatado, mediante la sapiencia de los pastores, lo que el Espíritu dice a la Iglesia. Así se emprenderá, todos juntos, una nueva etapa en la vida de la Iglesia.

La primera etapa sinodal fue la diocesana. Se llevó a cabo en todas las diócesis del mundo y el Secretario General del Sínodo se ha mostrado satisfecho, sin dejar de anotar las inseguridades, presentes en todo nuevo comienzo, en algunos sectores eclesiales

El Presidente y el Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) han informado, en un documento macizo y preciso, el resultado de esta fase diocesana. México cuenta con 19 provincias eclesiásticas, 19 arzobispados y 79 diócesis diseminadas por montes, breñas y planicies del territorio nacional. Por eso, “el proceso de consulta diocesana tuvo variaciones que se pueden considerar exigidas por las condiciones y caminos previstos en cada diócesis”.

Las consultas se hicieron mediante “reuniones presenciales a varios niveles, círculos de diálogo, aplicación de formularios virtuales vía internet, campañas de consulta… En conjunto, hubo consulta amplia usando metodologías mixtas o híbridas. Sin embargo, reconocemos que las y los religiosos, así como movimientos laicales, tuvieron poca participación”.

Respecto a los participantes en la consulta diocesana, sobresalieron, como por oficio, los agentes de pastoral entre obispos, presbíteros, religiosa(o)s, laica(o)s, predominando las mujeres (55% aproximadamente) de quienes “se estima que la mayor parte está entre 35 y 65 años, edad mayor, lejos del promedio nacional que es de 29 años”. En unas treinta diócesis, la consulta sinodal “se vinculó con otros ejercicios” de modo que se diluyó en parte el espíritu sinodal, aunque se resaltan otros carismas.

Al finalizar la introducción, el Informe de la CEM, anota: “Cabe señalar que en esta Secretaría no se recibieron respuesta de 23 comunidades y que, del material recibido, surge la presente síntesis que buscó incorporar, con lógica y rigor, las respuestas claras y frecuentes, cuyos contenidos fueran significativos en relación con los diez núcleos temáticos señalados”.

A continuación, sigue el análisis riguroso de las respuestas a la consulta diocesana, distribuidos en diez números que, de ahora en adelante, serán materia obligatoria de reflexión, estudio, discernimiento y oración para que el Espíritu Santo, Maestro conductor de todo el proceso sinodal, abra nuestros ojos y nuestro corazón a la realidad presente y futura. Esta fase de “escucha y discernimiento en las diócesis”, con vistas a la realización del Sínodo, se continuará con la “Fase Continental” hasta desembocar en la Voz Sinodal del Espíritu presente en el Pueblo Santo de Dios, la Iglesia. Necesitamos y queremos odres nuevos, para el vino nuevo.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de febrero de 2023 No. 1440

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