MI VOCACIÓN ES EL AMOR
SANTA TERESITA: UNA LUZ EN LA NOCHE OSCURA
Una de las más graves lecciones de Teresita es la del encuentro con la radical humildad de la condición humana y el surgimiento de la confianza en la Misericordia de Dios como único sostén hacia la santidad. “¡A menudo es un sobresalto de desesperación lo que nos lanza a la esperanza y la confianza!”, escribió Georges Bernanos. Y ese fue el camino de nuestra Teresita. En el Manuscrito C deja dichos estos párrafos sublimes a su hermana Celina:
Sabéis, madre mía, que siempre he deseado ser santa. Pero ¡ay cuántas veces me he comparado con los santos, siempre he comprobado que entre ellos y yo existía la misma diferencia que entre una montaña cuya cima se pierde en los cielos y el oscuro grano de arena que a su paso pisan los caminantes.
Pero en vez de desanimarme me he dicho a mí misma: Dios no podría inspirar deseos irrealizables; por lo tanto, a pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad. Acrecerme es imposible; he de soportarme a mí misma tal y como soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero hallar el modo de ir al cielo por un camino muy recto, muy corto, por un camino del todo nuevo.
Ese camino no es otro que el de la aceptación de la debilidad del hombre frente al amor misericordioso de Dios. ¿Cuántos de nosotros confiamos “el camino al cielo” a nuestro propio esfuerzo? Y al desesperar, en lugar de “lanzarnos” a la esperanza, nos alejamos de la verdad.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 26 de febrero de 2023 No. 1442