Aún hay un gran camino por recorrer en el tema de la igualdad que a veces solo se promueve a la liguera en redes sociales.
Por Angelo de Simone
Es increíble como en medio del siglo XXI todavía no se valore lo suficiente, la labor y la importancia que tiene una mujer en medio de nuestras vidas. Son muchos los ejemplos de discriminación que son escondidos por el discurso vil de “estamos logrando la igualdad, celebremos los avances”.
Es insólito pensar en esto, pero es preciso decir que, en muchos países, tanto pobres como ricos, la situación es parecida en cuanto al acceso a los mismos puestos de trabajo que los hombres, es decir, a la cruel situación de igualdad.
En países del Tercer Mundo, la mayoría de las mujeres no tienen acceso a la educación mínima, ni pueden votar, ni desarrollarse personal ni profesionalmente y, mucho menos, elegir libremente su proyecto de vida.
En mi caso, desde mi abuela, pasando por mi mamá y ahora con mi cuñada, me he dado cuenta del gran poder y fortaleza que tienen las mujeres y que han ido desarrollando a lo largo de los años. Desde ser personas multitasking hasta demostrar sus grandes talentos en medio de un mundo que voltea a otro lado y no le importa su participación. Son claro ejemplo de perseverancia y fortaleza en medio de un mundo carente de igualdad.
En la actualidad, es un riesgo inminente el hecho de celebrar el día de la mujer, haciendo superficial su gran significado, dado que lo verdaderamente importante, hoy por hoy, no es alzar la bandera de la celebración y mucho menos hablar de victorias y triunfos, tampoco es saber que originó la celebración del día internacional de la mujer, sino hacer una revisión de cuál es la posición de la mujer actualmente en la sociedad, que logros ha obtenido y cuales aún siguen pendiente.
Luego de muchos años de luchas por la reivindicación y por la igualdad de género, es importante entender que muchas de estas exigencias han sido incorporadas en cuanta normativa existe en materia de derechos humanos y prácticas laborales, pero igualmente hay que reconocer que, con excepciones, estas no son respetadas.
Definitivamente tenemos un gran camino que recorrer pero, solamente será posible en la medida en que nosotros podamos abrir nuestro corazón y descubrir nuevos horizontes de oportunidades que permitan hacer este mundo más tolerable y sensible a la dignidad del otro que tenemos cerca.
Construyamos el mundo que queremos, desde las acciones, no sólo de palabras y post
en Redes Sociales.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de marzo de 2023 No. 1443