Por José Ignacio Alemany Grau, obispo
Reflexión homilética del 2 de abril de 2023
En esta semana que la liturgia llama «santa» porque en ella se encierra el Triduo Pascual, entremos con fe profunda en las reflexiones y lecturas que nos presenta.
Lo que recordaremos en este domingo con amor ya sucedió y ahora Jesús está glorificado en el cielo y en la Eucaristía, pero recordamos con mucha gratitud su entrega por nosotros, en la liturgia de esta semana que comienza con el Domingo de Ramos.
Procesión de ramos
Antes de celebrar la Eucaristía de este domingo, los fieles suelen ir a una plazuela o un templo menos importante para celebrar allí la bendición de los ramos y salir luego cantando en procesión a la parroquia.
El pequeño evangelio que leemos en ese momento es de Mateo.
Jesús, montado en un pollino, entra en la ciudad de Jerusalén y los que lo acompañan, cortando ramas de olivos y de palmeras, lo van aclamando:
«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!».
Según San Mateo la gente se preguntaba:
«¿Quién es este?»
Procuremos, nosotros, durante esta semana contestar a esa pregunta que siempre nos interpela y exige una respuesta.
Isaías
En esta profecía nos presenta a Jesús como un discípulo fiel:
«Ofrecí la espalda a los que me apaleaban. Las mejillas a los que mesaban mi barba. No me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos…».
Este siervo del Señor, a pesar del terrible sufrimiento, venció todos los ultrajes con la fuerza de Dios.
Ante cualquier dolor recordemos al Maestro y contemplemos su ejemplo.
Salmo 21
Viene a ser un resumen del dolor de Cristo en la crucifixión cuando, de hecho, exclamó el viernes santo en el Calvario desde la cruz:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»
A continuación, el salmo describe muchos detalles que se realizaron en la pasión del Señor:
«Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos. Fuerza mía ven corriendo a ayudarme».
Un salmo para los momentos duros de la vida.
San Pablo
Nos invita a meditar en la profundidad del misterio del dolor de Cristo en la crucifixión. A pesar de ser Dios todopoderoso, actuó como un hombre cualquiera soportando la humillación de la cruz.
Ya desde ahora la liturgia, con palabras de esta carta de Pablo a los Filipenses, nos habla de la glorificación de Jesús para que, desde el principio, estemos seguros del triunfo porque además de siervo humilde es verdadero Dios y su Padre lo glorificó:
«Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo».
Y finalmente, nos pide a todos que glorifiquemos a nuestro Redentor:
«Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre».
Versículo de aclamación
En varios momentos de este día la liturgia nos repite estas palabras:
«Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre».
Evangelio
En el ciclo A la liturgia nos presenta el relato de San Mateo. Les invito a todos a meditar con profundidad, y ojalá en familia, los hechos que más les llamen la atención.
De toda esta lectura de la pasión de Jesús será bueno concluir estas palabras:
«Así se ama».
Y que todos aprendamos de Él a amar.
Si queremos aprender a amar veamos los detalles del amor en nuestro Señor y Redentor Jesucristo.
El evangelista termina el relato de su larga pasión con estas palabras:
«Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro».
No contaban con el poder de Dios que tenía Jesús y que quedó bien claro a los tres días.
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