Después del Regina Caeli, Francisco volvió a expresar su preocupación por la situación en el país africano, que calificó de «grave».
Por Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News
La situación socio-política en Sudán, que es cada vez más crítica, sigue preocupando al Papa Francisco, quien al terminar de rezar el Regina Caeli, este domingo 23 de abril renovó su llamamiento «para que cese cuanto antes la violencia, para que se retome el camino del diálogo». Asimismo, invitó a todos «a rezar por nuestros hermanos y hermanas sudaneses».
Hace exactamente una semana, el 16 de abril, también después de rezar a la Madre de Dios, el Obispo de Roma había manifestado su cercanía al pueblo sudanés, «ya tan probado» y alentado a rezar «para que se depongan las armas y prevalezca el diálogo, para retomar juntos el camino de la paz y de la concordia».
Evacuación de extranjeros y bloqueo total de Internet
Tras una relativa tregua la noche anterior, los combates se reanudaron el sábado en Jartum, que carece en gran medida de electricidad y agua corriente. Internet estaba prácticamente inoperativo en todo el país, según NetBlocks, una organización que supervisa el acceso a la red en todo el mundo.
Fuertes explosiones sacudieron la capital el sábado 22 y se oyeron disparos en varios barrios, según testigos locales.
Estados Unidos anunció el sábado que había evacuado su embajada en Sudán. Francia también ha comenzado a evacuar a sus nacionales, que son unos 250 en total, según el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Desde el 15 de abril, los dos generales en el poder desde el golpe de Estado de 2021 se han enzarzado en una guerra sin cuartel. La violencia, principalmente en Jartum y Darfur (oeste), ha dejado ya más de 420 muertos y 3.700 heridos, según la Organización Mundial de la Salud.
El nuncio: Realidad preocupante y potencialmente mortal
En los últimos días, el nuncio apostólico en Sudán, Monseñor Luis Miguel Muñoz Cárdaba, nos contaba que «la gente está encerrada en sus casas, sin poder salir, sin poder ir a los mercados a comprar porque es realmente arriesgado».
En los alrededores de la Nunciatura, situada al norte de la capital, donde se encuentran las embajadas y la residencia del Primer Ministro, «desgraciadamente, la situación en la mañana del domingo 16 fue muy grave». Los combates fueron muy reñidos, tres grupos de soldados entraron en la representación diplomática pontificia durante la misa, los soldados llegaron: «Querían quizá utilizar el jardín de la Nunciatura como puesto para luchar contra los otros, los enemigos. Pero, gracias a Dios, al cabo de media hora se fueron sin incidentes. Aquí las balas vuelan como por toda la ciudad», dice. Precisa que varios soldados ingresaron, tal vez huyendo de los otros, saltaron la valla del edificio y se quedaron media hora allí. Otros pasaron, huyendo, pero sin ningún incidente en particular.