El nuncio apostólico en Sudán, Monseñor Luis Miguel Muñoz Cárdaba, explica la compleja situación socio-política que atraviesa el país y retoma el llamamiento del Papa Francisco pidiendo el cese de las hostilidades.
Por Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News
Las cifras de los muertos y heridos en los combates que estallaron el sábado 15 de abril en Sudán entre el ejército gubernamental y el grupo paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) están aumentando considerablemente. La capital, Jartum, se ha visto especialmente afectada.
Desde dicha nación, Monseñor Luis Miguel Muñoz Cárdaba, nuncio apostólico, afirma, en entrevista con John Baptiste Munyambibi (programa inglés África de Radio Vaticana), que la situación es difícil. Llevan ya tres días de guerra, semanas de tensión, un conflicto abierto que es grave. Los combates han sido fuertes, con artillería pesada, incluso con uson de aviación, poniendo en riesgo las vidas de los civiles en varias zonas de la nación.
Contexto serio, preocupante
Cárdaba precisa que este hecho ha llegado en un momento en el que se respiraba una gran esperanza de firmar un acuerdo político de transición democrática. Estaba previsto que esta convención se pudiese suscribir a principios de abril. El arzobispo español reconoce que había dificultades, pero ahora, la tensión entre los grupos ha agudizado la problemática. «Esperemos que dure poco, que cese inmediatamente», es el anhelo que expresa.
La realidad que se vive es «preocupante e incluso potencialmente mortal», describe el nuncio. «La gente está encerrada en sus casas, sin poder salir, sin poder ir a los mercados a comprar porque es realmente arriesgado».
En los alrededores de la Nunciatura, situada al norte de la capital, donde se encuentran las embajadas y la residencia del Primer Ministro, «desgraciadamente, la situación en la mañana de ayer (domingo 16) fue muy grave». Los combates fueron muy reñidos, tres grupos de soldados entraron en la representación diplomática pontificia durante la misa, los soldados llegaron: «Querían quizá utilizar el jardín de la Nunciatura como puesto para luchar contra los otros, los enemigos. Pero, gracias a Dios, al cabo de media hora se fueron sin incidentes. Aquí las balas vuelan como por toda la ciudad», dice. Precisa que varios soldados ingresaron, tal vez huyendo de los otros, saltaron la valla del edificio y se quedaron media hora allí. Otros pasaron, huyendo, pero sin ningún incidente en particular.
Contundentes exhortaciones a acabar con la violencia
Cárdaba espera que la mediación de los organismos internacionales y de distintos países de la región puedan favorecer un alto al fuego y detener el conflicto. También valora el llamamiento del Papa Francisco en favor de la paz, el diálogo y el sentido común. En efecto, este domingo 16 de abril, después de rezar el Regina Caeli, el Pontífice manifestó su preocupación por los enfrentamientos en Sudán. Además de expresar su cercanía al pueblo sudanés, ya tan probado, invitó a rezar «para que se depongan las armas y prevalezca el diálogo, para retomar juntos el camino de la paz y de la concordia».
La voz del Obispo de Roma se suma al pedido de la comunidad internacional de poner fin a la violencia de inmediato. Por ejemplo, el Secretario General de la ONU, António Guterres, escribió, en su cuenta oficial de Twitter, que estos enfrentamientos han provocado la muerte y lesiones de civiles, incluidos tres colegas del Programa Mundial de Alimentos que fueron asesinados mientras desempeñaban su trabajo. «Los responsables deben comparecer ante la justicia sin demora. Los trabajadores humanitarios no son un blanco», afirmó.
La pobreza en Sudán
Muñoz Cárdaba puntualiza que, de acuerdo con las Naciones Unidas, en 2023 alrededor de 18 millones de personas tienen riesgo de sufrir malnutrición y necesitan ayuda urgente de los organismos internacionales. La guerra no hace más que agravar estos trágicos números.
El prelado español desea que con la ayuda de Dios y la intercesión de tanta gente buena, de tantos intermediarios, pueda frenarse «esta locura» y se reanuden los caminos del diálogo, del consenso, para construir un sistema más justo, democrático, que permita una recuperación económica, más progreso y desarrollo.
En Sudán hay «gente pobre, pero de gran corazón, de gran bondad», que ha sufrido mucho y necesita mucho de la paz, sostiene el nuncio.