La opinión del Padre José Antonio Fortea Cucurull* sobre la última película de gran presupuesto sobre los exorcismos. 

Acabo de ver el tráiler de la película El exorcista del papa, basada en la figura del padre Amorth. La productora después de dar a entender que se basa en la figura de ese sacerdote, debería añadir: «Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia». Varios me han pedido mi opinión sobre ese avance de la película (que no iré a ver). Así que aquí doy mi opinión.

El exorcismo es lo que aparece en los evangelios. Allí, entre todos los exorcismos narrados encontramos uno más espectacular, el de los dos endemoniados de Gerasa, que vivían en tumbas y rompían las cadenas. Pero incluso en ese caso, el más espectacular de los que aparecen en esas páginas, narrado por dos evangelistas, solo aparecen esos datos, datos que se resumen en la furia; con la añadidura de la acción de los demonios sobre una piara cercana. Si hubieran ocurrido más cosas en ese exorcismo u otros, nos las habrían contado los evangelistas. En los relatos de curaciones, las descripciones son variadas y detalladas. Sin embargo, en el campo de los posesos no había nada más que contar, sustancialmente. Y eso que la labor exorcística de Jesús fue frecuente.

¿Qué estoy queriendo decir con eso? Que lo sustancial de las posesiones es la furia en medio de una situación de trance. De acuerdo que pueden hablar, que alguna rarísima vez puede ocurrir algún hecho más llamativo: como vomitar algún objeto. Pero poco más.

La visión que nos da el cine de la acción del demonio sobre los posesos es exagerada, repleta de hechos extraordinarios continuamente. ¿Por qué? Porque la visión hollywoodiana del poder del demonio está desfigurada. La exageración en un campo (el campo de los endemoniados) se debe a la exageración en el otro campo (la visión que tienen del ángel caído).

Los endemoniados hacen lo que muestra el Evangelio, con algunas variantes, eso es todo.

Lo siento por los guionistas, pero Dios limitó el poder del demonio para que no cayéramos en temor hacia él, también para no fomentar atracción sobre sus potenciales adoradores.

La labor del exorcista, por ende, resulta también más humilde: consiste en orar, en el ascetismo, intercalando órdenes de tanto en tanto durante los rituales. ¿Eso es todo? Sí, eso es todo. El exorcista no ejecuta poses teatrales, no realiza nada estrambótico que asemeje su labor a la de la magia.

Por mi experiencia y la de otros, algunos relatos de exorcismos de siglos pasados sospecho que están descritos con notable subjetividad, la cual lleva a que la imaginación tiña de hipérbole los hechos que describen. Otros relatos actuales que narran hechos preternaturales no digo que sean falsos, simplemente, insisto, en que no son la experiencia que yo tengo.

Si negar nada que otros hayan contado, parece lógico pensar que Dios haya limitado la acción del demonio, tanto la ordinaria como la extraordinaria.

Pero ningún guion sobre exorcistas estará completo si no unimos a él una cierta dosis de conjura, de oscuros secretos maquinados por la jerarquía de la Iglesia. El guion requiere que obispos y cardenales estén involucrados en el mal en su aparente lucha contra el mal. Para un guionista si la acción del demonio requiere que esté deformada (por exageración), así también la acción de la jerarquía de la Iglesia no debe ser lo que parece ser. Esto resulta esencial: en una película, la jerarquía católica nunca puede ser lo que parece. Los guionistas de Hollywood son extremadamente anticlericales. De ahí que en sus historias, necesariamente, esa jerarquía ha de estar involucrada en hechos espantosos, oscuros.

Una película de Hollywood nunca puede mostrar una lucha entre el demonio (el mal) y la Iglesia (el bien), sino que el demonio y la Iglesia están del mismo lado frente a un exorcista-héroe. No he visto la película El exorcista del papa, pero estoy seguro de que ya les he contado el final de la historia, lo siento.

 

* El Padre Fortea es teólogo especializado en el campo relativo al demonio, el exorcismo, la posesión y el infierno.

Publicado en su blog: blogdelpadrefortea.blogspot.com

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