El INEGI reporta información hasta 2021 y las cifras de 2022 corresponden a una estimación presentada en la mañanera del 01 de junio de 2023.
Por Sergio Ibarra
La insuficiencia de gobernabilidad propicia la necesidad de la gobernanza, que significa asegurar la gobernabilidad (Real Academia Española) que en el contexto de las democracias y de la sociedad hiperconectada del siglo XXI, ha dejado de tener una dimensión exclusivamente política. Se pasa a hablar de gobernabilidad económica, social, medioambiental, educativa, urbana, energética, justicia y la máxima responsabilidad de todo gobierno: la seguridad de las personas y de sus bienes. El riesgo ya no solo es tener un mal gobierno, sino la ingobernabilidad y la amenaza que conlleva de anomia, que significa el debilitamiento de la moral en la sociedad, la desintegración social y la pérdida del mayor activo de una sociedad democrática: el orden social.
Regresiones autoritarias
Las consecuencias de la ingobernabilidad van desde un desgobierno o sea cada quien hace lo que quiere. En nuestro caso la interminable negación del marco legal del gobierno federal, fracturas sociales, estimuladas sistémicamente, conflictos internos que engendren violencia, como los muertos del fenómeno del huachicol propiciado por el gobierno federal o la indolencia ante los miles de vidas perdidas en la pandemia y la desatención al cáncer, fundamentalismos, como alinearse a los gobiernos de Cuba y Putin, regresiones autoritarias, como cancelar un aeropuerto o no suministrar medicamentos, economía criminal o sea lavado de dinero, tema que pareciera hubiese dejado de existir ante el mayor flujo de remesas de dólares hacia México, resentimientos (la culpa es de los conservadores) y el consistente abatimiento de las instituciones que tardamos décadas en construir, como CONACYT, guerras de baja intensidad, conflictos internos que no desatan una revolución, como la que sucede entre los carteles de la droga en el país, a raíz de abrazos, no balazos y finalmente, hasta el terrorismo (por fortuna no se ha llegado ahí).
México enfrenta un estado de ingobernabilidad. La gráfica donde se muestran los datos históricos de homicidios cometidos por sexenio, la mayor cantidad es en la actual administración federal. (Poner una sola gráfica)
¿Cómo resolver la situación actual?
—Cambiando de manera radical la política de seguridad: lanzarnos al rescate de la Paz: Recuperar el estado de Derecho en la nación, implantando medidas de respeto al Poder Judicial y la rendición de cuentas por parte de la administración federal para dar lugar a las 3G´s: Gobernar, Gobernanza y Gobernabilidad.
—Recuperar la visión geopolítica con Canadá y USA. La Seguridad de nuestro tiempo debe verse desde la perspectiva regional. El combate a las amenazas del siglo XXI compete a una labor conjunta. Como se venía haciendo hasta el 2018.
—Retirar a nuestras Fuerzas Armadas de hacer y administrar aeropuertos civiles, hospitales, refinerías, trenes y el resto de encomiendas que están lacerando la moral de nuestra mejor institución.
—Restituir el rol prioritario en la seguridad nacional de las Fuerzas Armadas en cuanto al combate frontal de las grandes amenazas que hoy tienen a nuestra Patria en jaque: tráfico de drogas, tráfico de personas, tráfico de dinero, tráfico de armas y el renacimiento del tráfico de influencias. Estas amenazas no respetan fronteras con todo lo que ello implica.
—Restituir el rol de las fuerzas civiles policiales. La Guardia Nacional es un proyecto fallido desde su forzado inicio, que ocasionó: escisión del ejército propiciado por miles de soldados obligados a renunciar a su carrera militar, la fractura de mandos en las policías federales y el descontento institucional creado.
—Convocar una cruzada con la sociedad conjunta para colaborar en la denuncia y prevención de situaciones tanto de riesgo y delitos.
La Seguridad es un asunto complejo que no se resuelve con reduccionismos, sino con inteligencia y colaboración social.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 18 de junio de 2023 No. 1458