Por Mario De Gasperín Gasperín, obispo emérito de Querétaro

Este nombre dice muchas cosas, buenas y no tanto, según la boca de quienes lo han usado en su larguísima historia. Su uso arranca desde san Ignacio de Antioquía quien, de paso al martirio en el circo romano, escribió: “Donde está el obispo allí se reúne la comunidad, lo mismo que donde está Cristo allí está la Iglesia católica” (8,2).

La Iglesia de Jesucristo carga con este peso de Gloria. Es la única institución que congrega gentes de todas las razas, lenguas, pueblos y naciones en la unidad de un solo Espíritu, la confesión de una misma Fe, y bajo el cayado de un único Pastor. Por eso es La Católica.

Pero no voy a hablar de ella, sino de una de sus obras más queridas, apreciadas y originales que hacen honor a su nombre: La Universidad. Esta obra de singular riqueza cultural y espiritual lleva precisamente el nombre de la iglesia: Católica significa Universal. Aplicado al contenido de búsqueda de la sabiduría, equivale a “la universalidad del saber”, puesto a disposición de la totalidad de maestros, directivos, alumnos y adjuntos en búsqueda sincera del conocimiento en la total amplitud del saber. Sólo “la católica” pudo haber pensado en la universalidad. La Fe dilata la Razón.

“Nacida del corazón de la Iglesia”, la universidad es un regalo de la Iglesia de Jesucristo al mundo, para que el mundo, “que en Él tiene su consistencia”, pueda volver a su Hacedor, mediante la vía del “saber”, es decir, de la búsqueda de la Verdad. Lo dijo el Papa Francisco en el Congreso de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe”: “Si la palabra “universidad” deriva de “universo”, el adjetivo “católica” la refuerza y la inspira. “Católico”, en efecto, significa “según el todo”, y aquí ya hay como una referencia a la armonía”. Armonizar el saber dentro de la totalidad.

Y explica la misión: “Vuestra tarea es contribuir a formar mentes católicas, capaces de observar no sólo el objeto de su interés”, sino a “tener una visión panorámica sobre el misterio de Cristo y del mundo, sobre el misterio del hombre y de la mujer”; por eso, “necesitamos mentes, corazones, manos a la altura del panorama de la realidad, no de la estrechez de las ideologías”.

En el panorama actual, las universidades nacieron hijas minusválidas, infectadas por el individualismo, y mutiladas por la guillotina de las ideologías. Y la ideología, cualquiera que sea, es estéril, no da vida, sino que mata, llámese positivismo, socialismo, marxismo, comunismo, liberalismo, populismo… La ideología se fija necesariamente en un punto y desecha lo demás. Ve con el catalejo, un punto, pero no mira el panorama; mira con el telescopio, pero se pierde la noche estrellada. El auténtico universitario se convierte en un verdadero “poeta social, hombre y mujer que, aprendiendo bien la gramática y el vocabulario de la humanidad, tienen chispa, tienen destello que permite imaginar lo inédito”. Es capaz de soñar la realidad.

El Papa ha promovido el “Pacto Educativo Global” y pide, a las universidades católicas, que lo sean de verdad. ¡Ojalá lo escuchen! “Es muy triste, añade, encontrar intelectuales, hombres y mujeres de gran inteligencia, pero con la inteligencia mutilada. Que sus ateneos, como instituciones académicas particulares y como redes de universidades católicas, puedan convertirse en centros valorados por todo el mundo”.

  1. Poco antes el Papa había tomado una larga cita del “Dossier Estudios latinoamericanos”, titulado “América Latina: Diagnósticos y desafíos” (febrero 2023, p. 32), elaborado por el Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), institución fundada y vigente en la Diócesis de Querétaro. Agradecemos al santo Padre Francisco su confianza en nuestro trabajo. Nos honra y nos anima.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 28 de mayo de 2023 No. 1455

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