Por P. Justo López Melús
ALIVIO DE CAMINANTES
Doña Julia era una anciana viuda, risueña y simpática que vivía en un pequeño departamento. Mientras los vecinos comentaban los problemas de la vida, ella siempre sonreía. Hasta que un día, que iba justita, perdió un billete de 500 pesos. Estaba segura de que lo había perdido en el elevador del edificio, pues allí había sacado el monedero. Aunque con pocas esperanzas, puso una nota en el elevador y además, encomendó el asunto a San Antonio.
Pronto la visitó el señor del tercer piso.
–Doña Julia, acabo de encontrar el billete de 500 pesos.
Doña Julia se echó a llorar mientras le decía:
–Resulta que también lo encontró el señor de al lado, y la pequeña del primer piso y el matrimonio del quinto, y la sirvienta del segundo. Pero antes de que ustedes lo encontraran, ya lo había encontrado yo en el bolsillo del abrigo.
O sea, que aún queda gente buena por ahí.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 2 de julio de 2023 No. 1460