Con la estafeta que les han cedido sus mayores, con estudio, dedicación y alejados de cualquier compromiso que no sea el bien público, Cuartopiso, una joven empresa constituida por dos jóvenes queretanos –Francisco Septién Urquiza y Rafel Urquiza Barragán, apoyados por Juan Pablo González de Cosío Urquiza–, está aportando un nuevo concepto de ciudad desde el pensar y el habitar, para luego construir espacios que restituyan el desgarrado tejido social.

Por Mayte Septién Urquiza

¿Qué significa para Cuartopiso la palabra ciudad?

-En el plano histórico entendemos a la ciudad como una invención colectiva de la humanidad, una invención desarrollada deliberada e indeliberadamente. Es el legado físico más relevante de nuestros antepasados; a fin de cuentas es la suma de ambientes construidos que han permitido que nuestra existencia no se reduzca a sobrevivir. En el plano actual, y respondiendo a la pregunta, entendemos la ciudad como el conjunto de ambiente construido, actividad humana y naturaleza que ocurre dentro de un tejido de barrios.

¿Qué necesidades se deben cubrir para que las ciudades no expulsen a sus habitantes?

-En la ciudad se deben de cubrir necesidades de vivienda (refugio) y de espacios para el desarrollo de la actividad económica. En el espectro de ciudades actuales, existen ciudades que quedan muy lejos de cubrir estás necesidades básicas de forma digna y eficiente, y existen ciudades que logran incluso mucho más. Y es ese el punto de reflexión que en Cuartopiso intentamos desmenuzar para entender qué podría brindar nuestra ciudad, Querétaro, a sus habitantes.

¿Podrían darnos algunos ejemplos de lo que se está haciendo bien?

-Nos parece interesante estudiar los procesos de planeación y cambio urbano que han ocurrido en diversas ciudades alrededor del mundo. Comparar el modernismo de Le Corbusier, contra el urbanismo mixto y reticular de Cerdá en Barcelona. Sin duda, el urbanismo mixto ha sido más exitoso en cumplir con los objetivos de ciudad que el modernismo estético, pero estéril, de ciudades como Brasilia.

Otro ejemplo interesante que estudiar es la evolución arquitectónica de Bilbao, una ciudad industrial, gris y muy desigual, que, a través de la mejora del espacio construido, generó industrias de servicios, creó un caldo de cultivo para la gastronomía, la moda, el diseño, la arquitectura y el arte. Quienes estaban destinados a la fábrica, ahora son chefs o profesores universitarios, por ejemplo. En una ciudad que antes había prácticamente solo obreros y patrones ahora hay una clase media boyante.

Más cercano a nosotros, es interesante estudiar el proceso de mejora a la movilidad logrado en Medellín, Colombia. Una ciudad con un presupuesto modesto ha atacado los problemas de movilidad en una topografía complicada. En base a la densificación adecuada, transporte público, peatonalización y la planeación de usos mixtos para generar oferta de bienes y servicios en lugares estratégicos han logrado que los traslados que cruzan toda la ciudad en auto particular sean solo los esenciales y los menos posibles.

¿Qué situaciones son las que más le preocupan a Cuartopiso con el modelo de ciudad que se tiene en Querétaro y en muchas otras ciudades de México?

-En su concepción mestiza, Querétaro comenzó con un trazado reticular basado en el urbanismo colonial español que a su vez estaba basado en el urbanismo romano con su retícula basada en las avenidas principales; Cardo y Decumanus (hacia el norte y hacia el occidente). Pero implementado sobre los caminos más naturales y curvos de la cultura otomí residente. Un caso único dentro del colonialismo en México. Es hasta el siglo XX que la ciudad empieza a salir del centro histórico.

Las colonias nuevas construidas en la segunda mitad  del siglo XX como Carretas, Cimatario, Jardines de La Hacienda, entre otras, fueron planeadas y ejecutadas con cierta inspiración en los trazos franceses de las colonias de la Ciudad de México, pero con la diferencia de ser creadas con usos de suelo unifamiliar, siguiendo un poco el modernismo, protagonista en el entorno urbano de esas épocas. De cualquier forma, hoy vemos a estas colonias como espacios en los que hay potencial para mayor creación de tejidos sociales y económicos dentro de una escala humana.

Pero fue hasta que explotó la mancha urbana de la ciudad que se empezaron a fraguar los problemas de movilidad y desintegración de tejidos sociales que tiene hoy Querétaro. Hay una combinación de factores que han propiciado esta situación.

¿Qué se provoca con los problemas de movilidad y desintegración del tejido social?

-La movilidad social y el desarrollo económico de un país depende de su capacidad de brindar condiciones de crecimiento a los menos favorecidos. Un modelo de ciudad basado en clases sociales abona a que continúe la desigualdad y los problemas que de ahí provienen.

Un ejemplo de efecto negativo concreto sería que bajo este modelo de ciudad es difícil que hijos de obreros tengan amistad con hijos de personas con licenciaturas o licenciaturas técnicas y que así tengan acceso a ese roce con las clases medias bajas que es crucial para romper ciclos de pobreza.

Encerrarnos tras bardas y casetas de vigilancia no es la única forma de lograr seguridad en la vivienda. Hay tantos ejemplos de barrios, en los que convive gente de todas las clases sociales y de todas las etapas de la vida que generan condiciones en las que los habitantes se apropian de sus calles y son los principales vigilantes de la colonia.

La persona del puesto de periódico de toda la vida vela por la seguridad de las casas de los vecinos de su acera en los horarios que ellos salen a trabajar, porque diario le compran algo y los conoce y a él también lo cuidan ellos.

¿Cómo aporta Cuartopiso en el cuidado del planeta?

El sector de la construcción genera aproximadamente 21% de las emisiones de carbono, pero desde nuestro punto de vista, esto no es tan grave, ya que esas emisiones se hacen para ejecutar obras que podrán durar siglos. El verdadero problema de emisiones ligado a las ciudades está en el segundo principal emisor de carbono, el transporte.

Estas emisiones, que además son las que contaminan el aire que respiramos a diario, están destinadas a mantenerse y tal vez no son todas necesarias.

La movilidad diaria a pie o bicicleta es el mejor legado que podemos dejarle a nuestras ciudades. Es muy saludable para los habitantes, no se batalla con embotellamientos y se fomenta la interacción espontánea con otros ciudadanos que es en donde surge la conciencia colectiva de una ciudad.

Comunidades alejadas

A partir de 1994, cuando en Querétaro se liberó la tierra ejidal para el desarrollo inmobiliario se agregó un inventario de tierra gigantesco en la periferia de la ciudad. El desarrollo económico atrae a cientos de miles de nuevos residentes. Las autoridades confiaron las tareas de planeación urbana a los desarrolladores, sin detenerse a analizar las consecuencias de la forma en que estos propondrían la expansión de la ciudad.

¿Qué ha pasado? En el lado positivo, Querétaro ha podido generar la oferta de vivienda demandada por sus nuevos residentes y lo ha logrado con precios competitivos. Pero en el lado negativo, el modelo de desarrollo que más éxito ha tenido es el de comunidades suburbanas cerradas. Estas comunidades, alejadas del centro, de los servicios y de las fuentes de trabajo, no forman parte de una retícula, son más bien como brazos de un río, desembocan a toda su población en un punto. Por eso vemos cómo se satura la bajada del Fray Junípero Serra a diario, un problema de solución muy complicada. Además, tales comunidades están diseñadas para que cada una atienda a una clase social y puertas cerradas para el resto.

¿Por qué no vemos la riqueza que nos rodea?

Por otro lado, muchas veces hemos escuchado el desdén que existe hacia los ecosistemas inmediatos a Querétaro; “era un cerro pelón” y acto seguido y con una mano en la cintura se le pasó el tractor, creció la mancha urbana, y para colmo en las banquetas se sembraron árboles para asemejar un bosque templado canadiense. Cuando nos damos la oportunidad de caminar por espacios como el parque del Tlacuache, vemos una riqueza y una belleza que no cabe para describir aquí. Hoy mismo en la mañana, caminando por sus senderos, me topé como es habitual con el señor Amador, acompañado de su perro Tejas, hoy recogió verdolagas, quelite para freír y nopales y hace unas semanas coincidimos juntando garambullos.  No entiendo como no es mandato que esta naturaleza sea la que se procure en los espacios verdes de la ciudad y sus desarrollos (Rafael Urquiza Barragán).

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de julio de 2023 No. 1465

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