Con apoyo de comunidades de fe y la sociedad civil, colectivos de familiares de personas desaparecidas están en Querétaro para recorrer durante 15 días (del 15 al 30 de agosto) hospitales, reclusorios, morgues, albergues y diferentes calles, como parte de la octava Búsqueda Nacional en Vida. Así lo cuenta Yadira González, buscadora de fosas clandestinas en la Brigada Nacional de Búsqueda y coordinadora del colectivo Desaparecidos Querétaro y el colectivo Unidad Siempre Buscando.

Por Rubicela Muñiz

–Yadira, ¿qué harán durante quince días y cuál es el propósito de la Búsqueda Nacional en Vida?

Del 15 al 30 de agosto estarán visitando el Estado de Querétaro alrededor de 90 personas, todas víctimas indirectas de desaparición forzada en el país. Vienen de distintos estados con el fin de realizar la Búsqueda Nacional en Vida.

¿Qué significa esto?  Es buscarlos como deberían de buscarles las autoridades, como lo marcan los propios protocolos homologados, que es precisamente en vida. Son las acciones de búsqueda inmediata que, desgraciadamente, ninguna institución a lo largo y ancho del país lo hace. No buscan encontrarles en vida.

Nosotros como familiares nos hemos dado cuenta que, aunque ha pasado cierto tiempo, ciertos años, hemos podido localizar personas con vida haciendo estas jornadas de búsqueda.

–¿En dónde buscan?

Hacemos búsquedas institucionales como en centros penitenciarios, anexos, hospitales, etc., y hacemos jornadas callejeras, es decir, caminamos por las calles en donde hay personas en situación de indigencia, pues muchos de ellos tienen esa calidad de desaparecidos.

También hacemos jornadas de visualización y concientización que este tema es muy importante para la sociedad. En Querétaro los familiares de personas desaparecidas tienen una situación muy grave al no tener acceso a sus carpetas, al no estar bien informados.

–¿Por qué estás en esto? ¿Cuál es tu situación?

Por la desaparición de mi hermano Juan González, aquí en el Estado, el 16 de junio del 2006 en los límites de Corregidora. Desde ese entonces no tenemos ninguna respuesta, ni línea de investigación alguna. La Comisión de Atención a Víctimas es una Comisión que no está brindando el apoyo suficiente. Yo soy víctima indirecta de desaparición y hasta el día de hoy no tengo una calidad de víctima y no se me ha dado ningún tipo de derecho y apoyo en el Estado por parte de esta Comisión. Hoy soy buscadora de fosas clandestinas en la Brigada Nacional de Búsqueda y coordino el colectivo Desaparecidos Querétaro y el colectivo Unidad Siempre Buscando, que es un colectivo formado por 27 colectivos del país.

Todo el año estamos haciendo búsquedas. Sin embargo, Querétaro ha sido uno de los estados difíciles en el tema institucional. No se nos han abierto las puertas, por eso la necesidad de que venga la Búsqueda Nacional en Vida acá.

–¿Cómo llega la ayuda por parte de las comunidades de fe y la sociedad civil?

Eso cayó como un milagro. Quien debe otorgar estos apoyos, como lo marca la Ley General de Víctimas, es precisamente la Comisión Estatal de Víctimas, pero no lo hacen. Al no tener este tipo de apoyo por parte de la comisión de búsqueda, y sobre todo del Gobierno del Estado, nosotros nos apoyamos en la sociedad civil y las comunidades de fe.

De ahí que las comunidades de fe, que son nuestros aliados a nivel nacional, contactan a las hermanas Carmelitas y a las hermanas Marcelinas, y ellas nos proporcionaron un espacio para dormir. Un espacio muy digno.

Así mismo, también le agradecemos al obispo, Fidencio López, y su gente. También hemos recibido muy buen apoyo del director del Seminario Conciliar, Saúl Ragoitia, y de unas hermosas señoras de la sociedad civil que nos están proporcionando los alimentos. Sin ellas no comeríamos.

–¿Cuáles han sido los resultados de estas jornadas?

No nos gusta el tema de las cifras. Yo creo que el que una sola persona desaparezca, eso debería ser absolutamente preocupante para el mundo entero. Porque esa persona desaparecida rompe por completo la vida de generaciones y generaciones de una familia. Entonces, eso ya debería de ser completamente preocupante y doloroso para todos. Ahora imagínate si son más de cien mil personas.

Será un milagro si encontramos a alguien en esta jornada. Pero sí, sí hemos encontrado personas haciendo estas jornadas de búsqueda, por eso esta es la octava jornada que hacemos. Y si no nos hubiera funcionado desde la primera, ya no lo seguiríamos haciendo porque es un ejercicio muy desgastante.

–¿Cómo te sientes de ser la persona a la que acuden, la persona en la otros se refugian?

Es una gran responsabilidad. Y creo que esa misma responsabilidad a veces es abrumadora. El que haya un grupo detrás de mí significa que lo estoy haciendo bien o medianamente bien y es una responsabilidad aún mayor.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 20 de agosto de 2023 No. 1467

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