Por Sergio L. Ibarra

La urbanización es un fenómeno imparable, influye a más de la mitad de la humanidad. Se entiende como el proceso por el cual la población tiende a concentrarse en áreas urbanas. Las Naciones Unidas en 2018, vía World Urbanization Prospects, señala que durante ese año 55% de la población mundial habitaba en ciudades y que ese porcentaje se elevará a 68% para 2050. La ONU reconoce que las poblaciones urbanas son complejas. Dentro de una zona metropolitana hay categorías que dependen de la concentración relativa de personas, como es el caso de los suburbios. En las ciudades confluyen culturas locales, migrantes nacionales y extranjeros. Un reto para todos los gobiernos del mundo.

¿Qué hacen las ciudades con éxito?

Las ciudades que saben conservar a sus habitantes y con ello a sus núcleos familiares, mantienen el Estado de Derecho, espacios públicos y privados que nutren valores, tradiciones, historia, religión y el resto de las memorias sociales que conducen su conducta. Sevilla posee un espíritu católico que se respira en espacios  públicos y su Catedral, una de las más grandes del mundo, por momentos es un museo que a propios y extraños engancha. Eso arraiga.

Sus sistemas educativos siembran la cultura local desde la educación básica y en los espacios públicos, el aprendizaje de sus formas, lenguaje, aromas, vestidos, héroes bélicos, políticos, escritores, deportistas, etc. Cuando llegan a la adolescencia saben quiénes son y aprecian su tierra. Cuando Barcelona realizó las Olimpiadas de 1992, convirtió las instalaciones olímpicas en espacios ciudadanos que reflejan la cultura y la sabiduría de un pueblo que asumió la disciplina del deporte.

No nada más pensar

Las ciudades sustentables piensan y actúan para construir un futuro con sus habitantes y para pelear por el bien común. Montreal y Bilbao son un par de ejemplos: los montrealeses trabajan de manera armónica, pese a que hay más de 30 municipios en la isla. Cuidan por vocación sus reservas ambientales, pero también el arte. Allí nació el circo que cambiaría las reglas: Circ Du soleil. En Bilbao formaron un Consejo Ciudadano que formuló los proyectos para hacerla una ciudad atractiva. En 2015 ya tenían metro, se cuestionaron cómo hacer una ciudad capaz de atraer turismo. Se propusieron poner un gran museo, si usted la visita, podrá ir al Museo Guggenheim una réplica del Central Park.

Proyectan drenajes, sistemas de riego, fuentes de energías alternativas, avenidas, calles, edificios que coexistan con el medio ambiente. En varias ciudades existen jardines urbanos porque las personas disfrutan y cuidan sus ciudades.

Tampa Bay tiene un puente que conecta de lado a lado la bahía, facilitando la movilidad, y en Nueva York, en una zona de vandalismo, generaron un mercado público, el Chelsea, y a su lado un jardín colgante que atrae a los locales y turistas.

El ciudadano es el líder

Las ciudades que no se “gentrifican” (que no expulsan a sus habitantes tradicionales) se modernizan y digitalizan continuamente, piensan en sus ciudadanos y se comprometen por una oferta de salud completa, donde la atención digital resuelve consultas básicas a distancia. En Estonia cualquier persona del mundo puede abrir una empresa en un máximo de 48 horas. Facilitan la creación de empleo formal, sin tanta vuelta ni obtener cualquier cantidad de permisos y licencias.

¿Quién no quiere quedarse y arraigarse en ciudades como éstas?

 

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de julio de 2023 No. 1465

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